ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador y Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido. Propongo enmendarme y confesarme a su tiempo y ofrezco cuanto hiciere en satisfacción de mis pecados, y confío por vuestra bondad y misericordia infinita, que me perdonaréis y me daréis gracia para nunca más pecar. Así lo espero por intercesión de mi Madre, nuestra Señora la Virgen de los Ángeles. Amén.
INVOCACIÓN DE LA INTERCERSIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA
Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que acuden a tu protección, implorado tu socorro y reclamado tu asistencia haya sido abandonado. Con esta confianza en Ti corremos, oh Virgen de las vírgenes; y. gimiendo bajo el peso de nuestros pecados, nos postramos a tus pies. Oh Madre del Verbo, no desprecies nuestras súplicas, antes bien escúchalas y acógelas benignamente. Amén.
ORACIÓN INICIAL
Oh Soberana Reina de los Ángeles, Madre amorosísima que te dignaste escoger a nuestra amada Patria para que fuera el trono de tus misericordias, te damos gracias por los innumerables beneficios recibidos de tu intercesión poderosa y te suplicamos que nos protejas en todos los momentos de nuestra vida, sobre todo cuando nos aflijan las preocupaciones; a esa hora, Oh Virgen y Madre de Dios, haz valer tus prerrogativas de Reina y de Madre ante la Santísima Trinidad; socórrenos desde el cielo con amor de Madre y con esplendidez de Reina. Vela por nuestra amada patria, Oh Reina Soberana de los Ángeles y sálvala por amor a Cristo, Nuestro Rey y Señor. AMEN. (HACER PETICIÓN)
DIA 2
Alabado seas Padre en todas tus criaturas. Tus obras son todas perfectas porque en ellas se ve reflejado tan digno autor. Dígnate, Padre Santo, a recibirnos nuevamente en tu santa alianza en la que nos adoptas. Te agradecemos por el gran regalo de la Virgen María, el primer sagrario de la historia y el primer ser viviente en ser redimido por el sacrificio de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo. A ti Madre, te pedimos tu protección y amparo para que siempre sepamos reconocer en ti un espejo de lo que Dios es capaz de hacer en los hijos que le aman. No olvides, Madre, a tus hijos bajo el manto de tu sagrada advocación. Permítenos tener esa fe tan fuerte y sólida con la que valientemente respondiste SI a la voluntad misionera de Dios. Amén.
Meditación
Ante todo esto, podemos preguntarnos: ¿cómo pudo María vivir este camino junto a su Hijo con una fe tan firme, incluso en la oscuridad, sin perder la plena confianza en la acción de Dios? María entra en íntimo diálogo con la Palabra de Dios que se le ha anunciado; no la considera superficialmente, sino que se detiene, la deja penetrar en su mente y en su corazón para comprender lo que el Señor quiere de ella, el sentido del anuncio. María «mantenía unidos», «reunía» en su corazón todos los acontecimientos que le estaban sucediendo; situaba cada elemento, cada palabra, cada hecho, dentro del todo y lo confrontaba, lo conservaba, reconociendo que todo proviene de la voluntad de Dios. Benedicto XVI.
Propósito
Valoro la importancia de la oración en mi vida y en la de mi familia como íntimo diálogo con Dios a través de su Palabra y la nuestra.
Oración final
Dios, que llamó a María para hacerla su sierva y luego la colmó con la corona de la salvación, se apiade de nosotros, nos proteja de peligros y asechanzas y nos lleve a la vida eterna, donde junto a los ángeles y santos te rindamos honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén