Regina Coeli (Reina del cielo)

Regina-Coeli

Regina-Coeli (Reina del Cielo)

Regina Coeli (Reina del cielo) es una oración que los fieles rezan a la Virgen María en lugar de la oración del Ángelus durante el tiempo pascual, la Iglesia Universal se une en oración junto a la Madre de Dios, por la resurrección de su Hijo Jesucristo, hecho que marca el misterio más grande de la fe católica.

Historia

Cantar a María “¡Alégrate!” es una tradición que se remonta al siglo XII y que fue extendida por la comunidad de los franciscanos en el propio siglo XIII.

Se desconoce el origen del Regina Coeli, pero una bella tradición lo atribuye a San Gregorio Magno, pontífice en el siglo VI y doctor de la Iglesia, quien en una visión en que contempló a los propios ángeles interpretando los primeros tres versos mientras realizaba una procesión descalza por las calles de Roma.

A la composición celestial, el Santo Papa habría añadido únicamente la cuarta frase de la oración: “Ruega por nosotros a Dios”.

El rezo de la antífona de Regina Coeli fue establecida por el Papa Benedicto XIV en 1742.

Oración

Esta antífona mariana es uno de los cuatro himnos del tiempo de Pascua que se incluyen en la Liturgia de las Horas, y que se rezan desde el Sábado Santo, víspera de la Resurrección del Señor, hasta el domingo de Pentecostés.

De la misma manera que el Ángelus, el Regina Coeli se reza tres veces al día, al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar su día a Dios y la Virgen María.

La antífona original es adaptada para ser recitada como oración, de una forma similar a la del Ángelus, tomando su forma presente y agregando una oración final:

Regina Coeli

V. Alégrate, Reina del cielo. Aleluya.
R. Porque el que mereciste llevar en tu seno. Aleluya.
V. Ha resucitado, según predijo. Aleluya.
R. Ruega por nosotros a Dios. Aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María. Aleluya.
R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente. Aleluya.
V. Oremos: Oh Dios, que por la Resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos por su Madre, la Virgen María, alcanzar el gozo de la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

Oremos:

Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén. (tres veces)