Purificación de Nuestra Señora

Purificación de la Virgen María

Ficha Técnica

  • Fiesta: Febrero 2
  • Celebración:Universal.
  • Advocación: Atributo.
  • Significado del Nombre: 40 días de reposo despues del nacimiento.
  • Aprobación: Santa Sede (Vaticano).

El 2 de febrero se celebra de carácter Cristológico, la Presentación del Niño Jesús en el Templo, pero antes del Concilio Vaticano II, se celebraba como fiesta principalmente mariana, la Purificación de la Virgen María. Se conoce también esta fiesta como «La Candelaria».

En la vida de María: su purificación y la presentación de su hijo al sacerdote en el Templo, en cumplimiento de su obligación de consagrarlo a Dios. La fiesta de la Candelaria se llama así porque en ella se bendicen las candelas que se van a necesitar durante todo el año, a fin de que nunca falte en las casas la luz tanto física como espiritual. Esta fiesta tenía gran significación cuando la única luz en las casas era la de las velas y candiles. La cual se celebraba exactamente a los cuarenta días del 25 de diciembre.

Historia

La ley de Moisés decía “Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la misma Ley para quienes, por su pobreza, no puedan pagar el precio de un cordero.” Cumpliendo la ley se dirigieron al Templo para purificarse de la mancha legal y allí ofrecer su primogénito a Dios. Era lógico que los únicos exentos de esta ley fuesen Jesús y María: Él por ser superior a esa ley, y Ella por haber concebido milagrosamente por obra del Espíritu Santo. A pesar de ello, María oculta este prodigio y acude humildemente como cualquier otra mujer a purificarse.

Al ofrecer María en sacrificio tórtolas o pichones, como manda la Ley para los pobres, entrega en realidad a su Hijo, al verdadero Cordero que deberá redimir a la humanidad. Una vez cumplido el rito después de la ceremonia de la purificación, la Sagrada Familia estaba dispuesta para salir del templo cuando se realizó el prodigio del Encuentro con Simeón, primero, y con la ancianísima Ana, después.

San Lucas nos cuenta con riqueza de detalles aquel encuentro: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». José y María estaban admirados de lo que se decía del Niño. Simeón les bendijo, y luego dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción –¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! – a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones».

Al ser presentado en el templo Jesucristo, la profetisa Ana alababa y daba gracias al Señor de haber enviado el Salvador al mundo, y hablaba de ello a todos los que esperaban su venida. La reacción de la Virgen ante la profecía referente al futuro de su Hijo y de ella misma, tuvo que ser idéntica a la que produjo el episodio de la adoración de los pastores: «María guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón».

La Festividad

La fiesta de la Purificación de la santísima virgen es una de las más antiguas que celebra la iglesia, ya se celebraba en Jerusalén a fines del siglo IV. El año de 542, en tiempo del emperador Justiniano, se celebraba el día 2 de febrero, en que se cumplen puntualmente los cuarenta desde el nacimiento del niño Dios el día 25 de diciembre, se fijó este día donde, Jesús fue presentado en el Templo, al mismo tiempo que su madre realizaba la ceremonia de su purificación.

En Oriente es principalmente una fiesta del Señor y está clasificada entre las principales del año; mientras que, en Occidente, a pesar de la gran parte concedida en la liturgia al misterio de la Presentación, es para los fieles una festividad de María.

Llamaron los griegos a esta fiesta Hypapanto, que quiere decir Encuentro, por el que tuvieron el viejo Simeón y Ana profetisa, hallándose en el templo al mismo tiempo que concurrieron en él el Hijo de Dios y su santísima madre.

Gelasio papa, que gobernaba la iglesia treinta años antes que Justiniano fuese emperador, había ya instituido en Roma esta fiesta, cuando para desterrar la de los Lupercales o purificaciones profanas, que celebraban los gentiles en el día 13 o 14 de este mes, instituyó la de la purificación de la Virgen con la ceremonia de las candelas, a fin de borrar con la santidad de nuestros misterios las profanaciones y las infamias que cometían los paganos en este tiempo, llevando antorchas encendidas, y haciendo muchas impías ceremonias alrededor de sus templos, a las cuales daban el nombre de Lustraciones. A mitad del siglo V se celebraba con luces y tomó el nombre y color de «la fiesta de las luces»

Hasta el Concilio Vaticano II se celebraba como fiesta principalmente mariana, pero desde entonces ha pasado a ser en primer lugar Cristológica, ya que el principal misterio que se conmemora es la Presentación de Jesús en el Templo y su manifestación o encuentro con Simeón. El centro, pues, de esta fiesta no sería María, sino Jesús. María entra a formar parte de la fiesta en cuanto lleva en sus brazos a Jesús y está asociada a esta manifestación de Jesús a Simeón y a la anciana Ana.

Hasta el siglo VII no se introdujo esta fiesta en la liturgia de Occidente. Al final de este siglo ya estaba extendida en toda Roma y en casi todo Occidente. En un principio, al igual que en Oriente, se celebraba la Presentación de Jesús más que la Purificación de María.

No se sabe con certeza cuándo empezó a celebrarse la Procesión en este día. Parece ser que en el siglo X ya se celebraba con solemnidad esta Procesión y ya empezó a llamarse a la fiesta como Purificación de la Virgen María. Durante mucho tiempo se dio gran importancia a los cirios encendidos y después de usados en la procesión eran llevados a las casas y allí se encendían ante alguna necesidad.

4to Misterio Gozoso del Santo Rosario

  • Purificación de Nuestra Señora.
  • La Virgen nos presenta a Jesús, luz de las naciones, nuestra luz. Necesidad de purificar la vida.
  • Ofrecer todo lo nuestro a través de Nuestra Señora. Acudir a Ella con más confianza cuanto mayor sean las flaquezas o las tentaciones.
  • No hay nada impuro, que deba someterse a purificación en esta concepción y en este parto; este Hijo es la fuente de pureza, pues viene a purificar los pecados.
  • La Madre de Dios se comportó como cualquier mujer judía de su época y quiso ser ejemplo de obediencia y de humildad.

Contemplamos a María, en esta fiesta de la purificación, en el cuarto misterio de gozo del Santo Rosario. Vemos a María, purísima, someterse a una ley de la que estaba exenta.

Oración a la Purificación de Nuestra Señora

Oh Reina y Madre de la Purificación,
Virgen María llena de gracia
que fuiste Madre por obra de Espíritu Santo
conservando tu virginidad,
y, para darnos ejemplo de entrega y humildad,
de obediencia a la Ley y voluntad de Dios,
después de ser Madre, fuiste al templo para purificarte
al mismo tiempo que presentaste al Divino Niño Jesús
como tu muy amado Hijo primogénito para consagrarlo,
y allí fue reconocido como verdadero Mesías,
Luz de las naciones y Gloria de Israel.

Pide por nosotros a tu Hijo, nuestro Salvador y Redentor
para que ilumine nuestros pasos hoy y siempre
y nos haga dignos de admitirnos un día
en el Templo de la Gloria.

Virgen Santísima, madre nuestra y protectora,
Nuestra Señora de la Purificación,
queremos honrarte y venerarte como mereces;
acudimos a ti con sencillez y gran confianza
para darte nuestras más sinceras gracias
por ser Tú amable Señora quien nos llena de Luz Divina
y nos levanta el ánimo cuando padecemos.

Oh soberana Reina, Madre Santa de Dios,
llegamos penitentes implorando tu clemencia
y porque eres buena, Pura y compasiva,
te pedimos con inmensa devoción y reverencia
que endulces nuestras penas y tristezas,
llénanos de bendiciones, llénanos de beneficios,
apiádate de nuestros sufrimientos
y muéstrate propicia a todos los que te invocamos
para que nos veamos libres de lo que nos hace padecer.

Nuestra Señora de la Purificación,
lumbre del Cielo y aurora resplandeciente nuestra,
bondadosa Madre de misericordia
que en una mano sostienes al Niñito Dios
y en la otra llevas una candela prendida
para figurar a Cristo como Luz del mundo
Tú que eres abogada en los casos desesperados
sé nuestra poderosa mediadora ante el Altísimo
para que alcancemos sus beneficios
y veamos cumplidos nuestros ruegos y pedidos,
sobre todo, solicita asistencia para que seamos auxiliados
en tan desesperada y difícil situación:

(decir el problema y lo que se quiere conseguir).

Virgen de la Candelaria,
Pureza inmaculada, lirio entre espinas
jamás perderemos la esperanza en ti,
que tus maternales desvelos sean nuestra promesa
de compañía, alegría, felicidad, perspectiva e ilusión,
no dejes de ser nuestro mejor amparo y protección
purifícanos, ayúdanos a cambiar nuestro interior
para que Dios nos perdone y salga a nuestro encuentro,
y que tu dulcísimo y grandísimo Corazón
nos de la fuerza y amor necesarios
para transitar con seguridad y claridad
nuestros duros caminos en la vida
y así lleguemos al amor de Nuestro hermano y Señor, Jesús.

Así sea.
Rezar un Padrenuestro y siete Avemarías.

La oración y los rezos se hacen durante tres días seguidos, y cada día se prende una vela blanca hasta que se consuma.