Octavo día novena Virgen de Chiquinquirá

Oración Inicial

Reina y Madre del Rosario de Chiquinquirá, bella flor de nuestra tierra, renovada en destellos de luz y de hermosura, luces radiantes en tu imagen soberana los colores del patrio pabellón. Eres tú nuestra gloria y el orgullo de nuestra raza, Madre de Dios y Madre nuestra. En rústico lienzo tu rostro se ilumina y renuevas tu imagen en celestial fulgor, dando a tus hijos la graciosa prenda de la luz inmortal de tu Hijo Salvador.

Ciñe tus sienes la real diadema que corona tu hermosura y tu maternal bondad, símbolo fiel de nuestro entrañable afecto y de tus hijos el filial amor. A ti te cantan celestiales voces que te aclaman por Reina de la paz y el pueblo entero jubiloso te presenta el don de su fervor. En los difíciles tiempos de dolor y angustia tú, que eres Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; extiendes tu cetro soberano y cubres gloriosa con tu egregio manto a todos los que sufren la tribulación.

Hermosas flores mezcladas con tierra colombiana dieron a tu precioso lienzo celestial color; brote la tierra perfumadas flores que rindan culto a tu sagrada imagen, madre llena de gracia y de virtud. Tu divina presencia renovada, Reina y Madre, bendiga nuestra amada tierra y renueve a tus hijos en la luz de la verdad.

Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, inagotable fuente de gracia y de ternura; recibe complacida Madre y Señora, la humilde romería de nuestro inquieto corazón que llega peregrino a tu Santuario, casa del consuelo y la alegría, donde tú, Oh Madre clemente y pía, escuchas nuestros clamores. Amén.

Pues sois de los pecadores el consuelo y la alegría

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

Gozos

Pues sois de los pecadores el consuelo y la alegría

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

Si en tu imagen de Chiquinquirá encontramos

todo el bien que deseamos en esta vida penosa,

si en todo tiempo, graciosa, nos dispensas tus favores

con franca soberanía.

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

 

Fénix de amor, renovada para remediar al hombre

ostentas este renombre en tu Imagen sagrada;

con tal timbre coronada, se aumentan más los ardores

de nuestro amor cada día.

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

 

Como aquella nubecilla que Elías vio sobre el Carmelo

así por nuestros consuelos obras esta maravilla;

de una oscura imagencilla salieron magnos primores,

que son asombro del día.

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

 

Todo el que imploró confiado con sincera devoción

de tu amparo protección salió siempre consolado;

infinitos han mudado en delicias sus dolores

porque buscaron tu guía.

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

 

Lo confiesa así gozoso todo el pueblo colombiano,

porque jamás clamó en vano bajo tu auxilio amoroso;

pues de modo portentoso en sus congojas mayores

tú le diste la alegría.

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

 

¡Pueblo de Chiquinquirá, tierra mil veces dichosa!

¡que riqueza tan preciosa Dios en su campo nos da!

¡Oh, que celestial maná de tan distintos sabores

vierte en su imagen María.

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

 

Pues sois de los pecadores el consuelo y la alegría

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

ORACIÓN FINAL

Padre celestial, que en tu amorosa solicitud has querido favorecer a nuestra patria Colombia

dándonos en Chiquinquirá un signo de tu presencia; por la intercesión maternal de Nuestra Reina y Patrona, cuyo patrocinio hoy celebramos, concédenos crecer en la fe y lograr nuestro desarrollo por caminos de amor, de justicia y de paz.

Amén

Pues sois de los pecadores el consuelo y la alegría

¡Oh Madre, clemente y pía escuchad nuestros clamores!

OCTAVO DÍA

Lema: Hoy ha nacido la salvación en nuestra casa (“Nos visitará el sol que nace de lo alto” Lc 1, 67−79)

Signo celebrativo: La Virgen María: La Rosa del Cielo

La Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá es la prueba más maravillosa de Dios dándonos en Chiquinquirá un signo de su presencia en la Renovación de esta imagen. Desde el 26 de diciembre de 1586 el pueblo colombiano, especialmente, conserva de manera muy especial esta devoción a la Santísima Virgen María, que hoy tiene como Reina y Patrona.

Antes de su maravillosa Renovación el cuadro fue venerado en una pequeña capilla en Sutamarchán y luego encontrado por María Ramos en un deterioro tal que en la época era considerado como despreciable y cuando lo miraba se entristecía de no ver un rasgo siquiera de la imagen que había sido pintada. Sus oraciones frecuentes ante la Madre de Dios se manifestaban de una manera muy sencilla: ¿Hasta cuándo Rosa del cielo, has de estar escondida? ¿Cuándo será el día en que te manifiestes y dejes ver al descubierto, para que mis ojos se regocijen en tu soberana hermosura que llene de gustos y alegrías mi alma?