Nuestra Señora el Buen Consejo

Nuestra Señora del Buen Consejo

Nuestra Señora del Buen Consejo

Nuestra Señora del Buen Consejo es una advocación mariana de la Iglesia Católica, venerada entre los fieles de la ciudad de Genazzano y la Iglesia universal. Pío IX incluyó en las letanías lauretanas las palabras «Madre del Buen Consejo», en veneración a esta advocación.

En el siglo IV de nuestra era, cuando el cristianismo había sido públicamente reconocido en el Imperio Romano. Los patricios y la corte imperial habían establecido nuevamente sus dominios en las villas junto a los centros más importantes de Roma. Durante el gobierno del papa san Marcos (336d.C.), los paganos desaparecieron y se dio la primera edificación de un templo bajo la advocación de la Virgen María, como del Buen Consejo. Durante muchos siglos el sitio había perdido toda su importancia histórica.

Los Padres Agustinos se encontraban en Genazzano ya en el siglo XIII, pero tenían su monasterio fuera del pueblo. Un siglo después, fueron llamados para regir la iglesia parroquial en el centro de la villa en 1356, con el objetivo de brindar la asistencia pastoral a la comunidad y para la debida conservación del edificio. Para el siglo XV, la iglesia se había venido desvencijando tanto que algunos temían su total colapso. Pocos, tenían interés en repararla, posiblemente porque había iglesias más nuevas y mejores en el pueblo. Para la restauración del templo antiguo tomó un papel importante la terciaria agustina Petruccia de Nocera, viuda, dedicada a la oración y a servicios en el Templo. Pidió permiso a los frailes, para dar en patrimonio al templo su herencia con la que se restablecería nuevamente la estructura deteriorada, pero no pudo terminar el proyecto por falta de dinero. Sin embargo, ella no se dejó dominar por los obstáculos; estaba determinada a hacer todo lo que pudiese para ver la iglesia completada. Sentía que Nuestra Señora había inspirado el trabajo y que Ella lo apoyaría cuando fuese su tiempo. Decía que algún día «la gran Señora vendría a tomar posesión de ella». Petruccia entonces recurrió a sacrificios y oraciones más fervorosas.

Un poco después, durante la fiesta del pueblo, el 25 de abril, día de San Marcos de 1467, muchas personas estaban congregadas en la plaza del mercado pasando un buen rato, no se sabe porque ya no rendían honor a Nuestra Señora del Buen Consejo en esos días, como lo habían hecho sus antepasados en siglos anteriores.

Cuenta la leyenda que se escuchó del cielo una música angelical; un rayo de luz bajo hasta la pared del fondo de la capilla inconclusa, las campanas repicaban, seguido todos los campanarios sonaron al unísono. Una multitud de personas vieron como una nube descienden sobre la iglesia; la nube se disipó poco a poco, revelando un retrato de María que descansaba en una cornisa estrecha cerca de un muro sin terminar, descubriendo la pintura que representa a la Virgen del Buen Consejo con su Hijo en brazos.

 

Milagro y aprobación

Durante este tiempo, dos extranjeros procedentes de Scutari, Albania, llegaron a Genazzano buscando la milagrosa pintura de la Virgen. Ellos contaron su testimonio. Scutari fue la última ciudad tomada por los turcos en su invasión de Albania. Cuando comprendieron que ya no podían resistir más, le pidieron consejo a la Virgen sobre qué hacer para mantener su fe católica en aquellas circunstancias. Esa noche, ante el asombre de los dos albaneses la imagen de la Virgen se desprendió de la pared y elevándose por los cielos se comenzó a trasladar lentamente hacia el oeste. Así pudieron seguirla, cruzar el mar adriático que separa Albania de Italia, hasta que llegaron a Genazzano. Así decidieron quedarse en Genazzano para vivir cerca de su Señora, que también se había refugiado. Al corroborar su historia, se vio que había un espacio vacío del tamaño de la imagen en el yeso de la iglesia en Scutari en Albania, que milagrosamente se trasladó de Albania a Genazzano, Italia como respuesta a las plegarias.

La noticia de la aparición llegó hasta Roma, y el papa Paulo II consideró que debían investigar y estudiar dichos sucesos. Ese mismo año se estableció dicha comisión. Mandó a dos obispos como comisionados a examinar y estudiar los acontecimientos extraordinarios. Después de una cuidadosa investigación, el papa y los comisionados quedaron convencidos de que la pintura era verdaderamente Nuestra Señora del Buen Consejo, que había sido venerada por siglos en el pequeño pueblo de Scutari.

La pintura, ahora conocida como Nuestra Señora del Buen Consejo, está en una capa delgada de yeso tan delgada como una cáscara de huevo y está suspendida sin soporte. Ninguna habilidad humana podría haber tomado con éxito la pintura de la pared sin romperla. Ninguna mano humana podría haberla traído a través del mar Adriático y colocarla en el borde angosto de la iglesia sin sujetarla.

Debido al evento milagroso, la iglesia en Genazzano se completó y comenzaron las peregrinaciones. Pronto una maravillosa lluvia de gracias y milagrosas curaciones comenzaron a suceder. En los primeros seis meses, se registraron más de 170 milagros.

 

Veneración Papal

Algunos papas de la Iglesia católica le han rendido homenajes a esta advocación.

  • Pío V como exvoto envió un corazón de oro;
  • Urbano VII, en 1630 fue en peregrinación para pedir la ayuda durante una plaga;
  • Inocencio XI, coronó la imagen como “Nuestra Señora del Buen Consejo” en el año 1682 en la Basílica del Vaticano.
  • En 1727, el Papa Benedicto XIII otorgó un cargo y misa a Nuestra Señora del Buen Consejo para el 25 de abril, pero se celebró un día después para evitar el conflicto con la fiesta de San Marcos.
  • En 1753 el papa Benedicto XIV aprobó la Cofradía de Nuestra Señora del Buen Consejo, y él mismo fue su primer miembro. Muchos otros papas siguieron su ejemplo y se unieron a la Cofradía.
  • El papa Pío IX fue a Genezzano en peregrinaje en 1846, y varias veces invocó a esta virgen; Como papa, entronizó una bella copia de la imagen milagrosa sobre el altar de la capilla paulina en el Vaticano. Introdujo en la letanía del rosario la invocación Madre del Buen Consejo.
  • Pío XII la escogió como la patrona de su pontificado.
  • El Papa León XIII fue especialmente devoto, elevó el Santuario a la categoría de Basílica Menor el 7 de marzo de 1903.
  • Muchos santos y beatos le han rendido  veneración. San Alfonso María de Ligorio fue a Genezzano en peregrinaje en 1746, y varias veces invocó a Nuestra Señora y hasta tenía una imagen de ella en su estudio.

En la Segunda Guerra Mundial, una bomba atravesó el techo de la basílica y explotó en el santuario, destruyendo todo el altar principal, pero la imagen de la virgen permaneció sin daño alguno.

 

Título de Madre del Buen Consejo

Son muchos y todos ellos magníficos y gloriosos, los títulos que la Iglesia da a la Madre de Dios en las Letanías Luteranas, pero es particularmente bello el de Madre del Buen Consejo porque:

  • Es la Obra del Eterno Consejo
  • Fue llena, de manera singular, del Don de Consejo
  • Y, debemos recurrir a Ella para obtener este Don.
  1. OBRA DEL ETERNO CONSEJO quiere decir que Dios, desde toda la eternidad, pensó en María y la miró con complacencia; la amó con especial afecto y quiso hacer de Ella la Obra Maestra de su Infinito Poder, Sabiduría y Bondad, puesto que desde toda la eternidad la eligió y predestinó para ser la Madre de su Divino Hijo.
  2. LLENA DE MANERA SINGULAR DEL DON DE CONSEJO. El Don de Consejo, don del Espíritu Santo por el cual somos iluminados para conocer y para escoger siempre entre todas las cosas, aquella que mejor sirve para la Gloria de Dios y para nuestra salvación. De este Don estuvo singularmente llena María Santísima (y de todos los Dones y de todas las gracias) por lo que Ella supera incomparablemente a toda la humanidad.
  3. DEBEMOS RECURRIR A ELLA PARA OBTENER ESTE DON y así poder conocer, escoger y hacer siempre lo mejor para Gloria de Dios y bien del alma. Tenemos necesidad del Don de Consejo para defender nuestra Fe, para guardar el gran tesoro de la gracia de Dios, para huir del ambiente anticristiano, de todo el mal que nos rodea.

Plegaria

¡Oh querida Madre! Ruega a tu Divino Hijo que su Paráclito
El Espíritu Santo, desarrolle en nuestras almas
El Don de Consejo y los otros seis Dones
De los que tenemos tanta necesidad.
¡Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros!

 

Oración A Nuestra Señora del Buen Consejo

Mírame a tus pies,
Virgen bondadosa,
para conseguir de ti la gracia
de acertar en mi elección de estado.

No busco otra cosa que cumplir perfectamente
la voluntad de tu Hijo a lo largo de mi vida.
Deseo ardientemente escoger aquel estado
en que me sienta más feliz a la hora de la muerte.

Madre del buen consejo,
hazme oír Tú voz de tal manera
que aleje toda duda de mi mente.
Pues que Tú la Madre del Salvador,
te corresponde también ser la madre de mi salvación.

Si Tú no me das un rayo de Sol divino,
¿qué luz me podrá alumbrar?
Si Tú , Madre de la divina Sabiduría, no me instruyes,
¿quién va a ser mi maestra?

Oír, pues, ¡oh María!, mis humildes plegarias.
Ayúdame a vencer mis dudas y vacilaciones
y mantenerme en el camino recto
que conduce a la vida eterna,
pues Tú la Madre del Amor hermoso,
de la sabiduría y de la santa esperanza,
en quien se hallan los frutos del honor y la santidad.

María, te agradecemos por la forma como nos aconsejas,
con una gran suavidad y con una gran bondad.
Tú rompes nuestros planes, María, porque quieres lo mejor de cada uno de tus hijos.
Danos un corazón manso y humilde
de tal manera que estemos abiertos a tus consejos,
a los consejos de mis hermanos,
a saber escuchar y a saber superar,
a saber aconsejar sin herir al prójimo,
aunque sean consejos que nos lleven a la cruz
implorando de tu materna piedad el Buen Consejo
para cumplir la voluntad de Dios y merecer la gracia
si ésta será conveniente a mi eterna salvación. Amén.

Rezar Padrenuestro, Ave María y gloria.