Nuestra Señora de Laus

 

Nuestra Señora de Laus

Ficha Técnica

  • Fiesta: Mayo 4.
  • Patrona: Refugio de los pecadores y lugar de reconciliación.
  • Advocación: Aparición.
  • Significado del Nombre: Pueblo en los Alpes, Francia.
  • Aprobación: Santa Sede (Vaticano).
  • Website: http://www.sanctuaire-notredamedulaus.com/

Sinopsis

Nuestra Señora de Laus fueron unas apariciones de Nuestra Señora a Benoîte (Benita) Rencurel en Francia de 1664 al 1718 en los Alpes del sur. El 4 de mayo del 2008 se aprobó esta aparición, siendo la 12ª aprobación de una Aparición en la historia de Iglesia y la más larga serie de ellas, ya que duraron 54 años. Más de 170 000 visitantes franceses y extranjeros acuden a Laus cada año. Aunque el caso estaba bien documentado desde el principio, debido a las guerras fue postergado el trámite de aprobación por el Vaticano.

LA HISTORIA DE LA APARICIÓN

El 16 de septiembre de 1647, Benoîte Rencurel nació en el pequeño municipio de Saint-Étienne d’Avançon (Alpes del sur – Francia) de una familia de medios modestos.

Sus padres, buenos católicos, se ganan modestamente la vida con el trabajo de sus manos. Cuando Benoîte nace, ya tienen una hermana llamada Magdalena, y su otra hermana, María, nacería cuatro años más tarde. El padre, Guillermo Rencurel, muere cuando Benoîte , tiene sólo siete años, por lo que se vio obligada a trabajar como pastora. Como en Saint-Étienne d’Avançon no hay escuela, Benoîte nunca podría aprender a leer ni a escribir. Su única instrucción le llega a través del sermón de la Misa dominical, de donde aprende que María es la muy misericordiosa Madre de Dios, lo que despierta en ella el deseo de verla. Benoîte, sin saber leer ni escribir, oraba todo el día, convirtiéndose así en una verdadera contemplativa.

Nuestra Señora de Laus

 

Un día de mayo de 1664, Benoîte, que trabajaba de pastora para unos campesinos vecinos, estaba rezando el Rosario. Cuando ve a una hermosa Señora sobre un peñasco que llevaba de la mano a un niño de belleza singular. «¡Hermosa Señora!» exclamó. «¿Qué está haciendo ahí arriba? ¿Quiere comer conmigo? Tengo algo de pan bueno que lo remojaríamos en la fuente.» Esta sencillez hizo sonreír a Nuestra Señora, pero permaneció en silencio… Benoîte insistió, diciendo, «¡Hermosa Señora! ¿Podría darnos al niño, que tanto nos alegraría?» La Señora sonríe ante su sencillez, pero no le dice nada. Después de permanecer algún tiempo con Benoîte, toma a su niño en brazos y desaparece en una cueva. Durante cuatro meses, la Señora se muestra todos los días, conversando con gran familiaridad con la joven, educándola para su futura misión, ella le brindó una educación intensiva que transformó su comportamiento y su vida espiritual.

Benoîte cuenta sus visiones a la dueña del rebaño, quien en un principio no le cree, pero que una mañana la sigue en secreto hasta el pequeño valle de Fours. Una vez allí, no consigue ver a la Señora, pero oye las palabras que ésta dirige a Benoîte. La aparición pide a Benoîte que que advierta a su dueña de los peligros que corre su alma: “Tiene una mancha en la conciencia. Que haga penitencia”. Afectada por aquello, ésta se corrige, vuelve a frecuentar los sacramentos y vive el resto de sus días muy cristianamente.

El 29 de agosto, Benoîte pregunta a la visitante cómo se llama, y ella le responde: “Mi nombre es María, la Madre de mi muy querido Hijo”. Pero, al mismo tiempo, la Virgen le anuncia que las apariciones cesarán durante un tiempo indetermina do.Esa ausencia, que la priva de apreciables consuelos, contribuye a purificar su alma.

A fines de septiembre, la pastora, que acaba de detener sus corderos y cabras a la orilla de un río, vislumbra delante de ella, resplandeciente como un hermoso sol, después de una ausencia de un mes, a María. Se apresura a reunirse con ella, pero, al ver que el viejo puente que franquea el río está roto, atraviesa el curso de agua a lomos de una gran cabra. Cuando llega junto a la aparición, pregunta: Señora, ¿de dónde que me hayáis privado durante tanto tiempo del honor de vuestra presencia? En adelante, cuando quieras verme “Ve al Laus, allí encontrarás una capilla que exhala buenos olores, allí estaré. Hablarás muy a menudo conmigo», responde la Señora mientras le indica el camino que debe seguir.

Al día siguiente, Benoîte se dirige a la aldea de Laus y llega a la pequeña capilla de Bon-Rencontre a través de los olores aromáticos. Entra inmediatamente y ve en el interior a los pies del altar a la Virgen María, que la felicita por haber buscado sin impacientarse y le revela su plan. «Le pedí a mi Hijo este lugar para la conversión de los pecadores y Él me lo concedió».

A partir del otoño, la Virgen María saluda a Benoîte en la aldea de Laus, frente a Saint-Étienne. La Virgen contesta: “…pronto no faltará nada aquí. Ni vestimentas, ni lino para el altar ni velas. Quiero que en este lugar se construya una iglesia grande, con un edificio para los sacerdotes residentes para que recién y confiesen peregrinos. La iglesia se construirá en honor a mi querido Hijo y a mí. Aquí muchos pecadores se convertirán. Yo me apareceré aquí con frecuencia. Le he pedido Laus a mi hijo y me lo ha concedido”. La iglesia se construyó sobre la capilla de Bon-Rencontre entre 1666 y 1669. El día que fue bendecida, Benoîte se convirtió en miembro de la Orden Terciaria de Santo Domingo, de ahí el título de «Hermana Benoîte» que le fue conferida. Benoîte, fue testigo de la misericordia durante 54 años de apariciones.

Durante el invierno de 1664-1665, Benoîte sube hasta Laus muy a menudo, donde ve cada vez a la Virgen, quien le recomienda “rezar continuamente por los pecadores”. La noticia de las apariciones se propaga entre los aldeanos, gracias a las veladas de las noches de invierno. A partir de San José (19 de marzo), los peregrinos acuden a Nuestra Señora de Laus. Muchos de ellos han alcanzado favores por su intercesión, y vienen para confesarse y para hacer el propósito de cambiar de vida.

Datos

  • A partir de la primavera de 1665, los peregrinos empezaron a llegar a Laus. En 18 meses su número aumentó a unos 130 000.
  • El aceite de la lámpara de la capilla, «el aceite del Laus», (que arde ante el Santo Sacramento) obrará curaciones físicas y espirituales en los enfermos que se lo apliquen, si recurren con fe a su intercesión.
  • Benoîte cumplió su labor pastoral al recibirlos, orando y haciendo penitencia. Habiendo recibido el don de leer en las conciencias (Como el Padre Pío de Pietrelcina), ella iluminó sus pasos hacia la conversión y los envió a los sacerdotes que se maravillaron con la calidad de las confesiones.
  • La Virgen le pide a Benita que amoneste a las mujeres y a las muchachas de vida escandalosa. Especialmente las que cometen aborto, a los ricos injustos o perversos, a los sacerdotes y religiosos infieles a sus compromisos sagrados.
  • Hubo numerosas curaciones y conversiones. En 1672, completamente dedicada a su misión, Benoîte llegó a residir a tiempo completo en Laus.
  • Durante 54 años, María siguió mostrándose a ella para apoyarla en su apostolado y en su educación continua.
  • Además de las apariciones marianas, Benoîte también vio ángeles, varios santos, y tuvo experiencias místicas como la visión del Paraíso.
  • Entre 1669 y 1684, fue honrada 5 veces con la visión de Cristo crucificado en la Cruz de Avançon. Unidos a él de esta manera, todos los viernes durante varios años, ella vivió una “crucifixión mística”.
  • Pasó por otras pruebas, como los ataques físicos y espirituales del Diablo o la posibilidad de dejarla de lado durante 20 años por algunos sacerdotes que tenían tendencias jansenistas.
  • Agotada por estas luchas y por su dedicación, murió «con alegría» el 28 de diciembre de 1718, rodeada por los sacerdotes del Santuario. Benoîte se despidio de los que la rodean y, luego, tras besar un crucifijo y con la vista mirando al cielo, fallece en paz.
  • Algunos de los visitantes reciben las «fragancias», estos buenos olores como signos de atractivo y de estímulo. Debido a las gracias de la reconciliación se experimentan en el sacramento del perdón.
  • Benoîte murió a los 71 años, reconocida por todos como una santa por el fervor de su oración, su paciencia y su dulzura en la acogida a los peregrinos, y su obediencia a la Iglesia.

Un aceite milagroso

En septiembre de 1665, el vicario general de Embrun, Antonio Lambert, inicia una investigación sobre las apariciones de Laus. Después de terminar el interrogatorio de la vidente, éste celebra la Misa. Aquella mañana se halla presente Catalina Vial, mujer que padece una grave enfermedad nerviosa desde el principio del pliegue de sus piernas, de tal suerte que los talones tocan la parte baja de la espalda. Sus padres lo han intentado todo para curarla, pero ha resultado en vano, y han traído a la enferma a Laus para rezar una novena a Nuestra Señora.

Durante la noche siguiente a la conclusión de la novena, Catalina ya puede extender las piernas, sintiéndose curada. Por la mañana, es conducida a la capilla, en el momento en que el vicario general termina la Misa. Se oye un grito: «¡Milagro!». Una vez acabada la Misa, el eclesiástico interroga a la que ha sido curada milagrosamente y a los testigos, y luego afirma: «Aquí está el dedo de Dios». De esa manera, el 18 de septiembre de 1665, cuando Benita tiene dieciocho años, las apariciones y la peregrinación son reconocidas oficialmente por parte de la autoridad diocesana y, a partir del otoño de ese año, empieza la construcción de una iglesia bastante grande para poder acoger a los peregrinos, que cada vez son más numerosos.

Nuestra Señora se revela en Laus como reconciliadora y refugio de los pecadores, y por eso aporta señales para convencer a éstos de la necesidad de convertirse. La Virgen anuncia entonces a Benita que el aceite de la lámpara de la capilla (que arde ante el Santo Sacramento) obrará curaciones en los enfermos que se lo apliquen, si recurren con fe a su intercesión. De hecho, son muchas las curaciones que se producen en poco tiempo: una niña recupera la vista de un ojo y una persona es curada de una úlcera en una mano. Todavía en nuestros días se producen milagros en las personas que, confiando en la intercesión de Nuestra Señora, se aplican con devoción el aceite de Laus.

LOS PERFUMES DE LAUS

La vidente misma exhaló más de una vez misteriosos perfumes, sobre todo en el momento de sus éxtasis. Viendo los testigos en ello una bendición especial de Dios sobre ella, y un motivo para acoger con más confianza los consejos que ella transmitía en nombre de la Virgen.

Es por haber sentido este suave olor que un generoso artista donó al santuario en 1716 la bella Virgen de mármol de Carrara que orna el coro. (R. de Labriolle, BenoÎte, la bergère de Notre-Dame du Laus, 1977)

No solamente estas fragancias eran perceptibles a partir de Benita, sino que, además –de manera objetiva, diríamos– se manifestaban (y se manifiestan todavía) en el santuario, independientemente de la vidente.

A partir de Pascua de 1666 se señalan cada vez más frecuentemente los famosos perfumes de Laus, sobre los cuales M. Gaillard se extiende largamente en su relato, para extraer de ello una teología olfativa de dudoso gusto. (R de Labriolle, BenoÎte, la bergère de Notre-Dame du Laus, 1977) Estos perfumes, inexplicables naturalmente, son uno de los rasgos originales de este santuario.

Desde el origen, han sido interpretados como un signo de consagración del lugar:
“Percibí un olor tan suave durante un cuarto de hora, que en mi vida he olido nada parecido, y que me causó una satisfacción tan grande que quedé fuera de mi mismo. Lo cual me confirmó todavía más en el buen sentimiento que he tenido siempre hacia esta aparición, ya que los buenos olores que se sienten en un lugar son marcas visibles de la santidad de ese lugar. Lo cual no habría yo osado comunicar si una infinidad de otras personas de condición y dignas de fe no me hubieran relatado haber sentido semejantes olores en ese santo lugar”. (R de Labriolle, BenoÎte, la bergère de Notre-Dame du Laus, 1977)

Reconocimiento oficial de las apariencias.

Aunque la peregrinación de Laus fue autorizada en septiembre de 1665 por el arzobispo de Embrun, las apariciones nunca fueron reconocidas oficialmente por la Iglesia. Es hasta en 2005, en el marco de la instrucción del proceso de beatificación de Benoîte, que se hace esta observación.

El obispo de Gap y Embrun promulgó el decreto de reconocimiento el 4 de mayo de 2008, durante una misa celebrada en el santuario en presencia del nuncio apostólico en Francia (obispo Fortunato Baldelli), Varios cardenales y muchos obispos.

Evento clave en la historia del santuario, el decreto viene a formalizar un reconocimiento implícito desde la época de Benoîte. Nuestra Señora de Laus tiene lugar entre los grandes lugares de apariciones reconocidos por la Iglesia, siendo un refugio con un mensaje de reconciliación y paz para nuestro tiempo

Monseñor di Falco, quien ha firmado el decreto de reconocimiento, recordó que éstas son las primeras apariciones marianas reconocidas oficialmente en el siglo XXI por el Vaticano y la Iglesia de Francia. Es la primera vez que un acontecimiento tan singular ocurre desde las apariciones de Lourdes en 1862. Desde los primeros meses que siguieron a las apariciones, los peregrinos llegaron en gran número. Pero el reconocimiento no se había hecho, explica Monseñor di Falco.

«Reconozco el origen sobrenatural de las apariciones y los hechos y dichos, experimentados y narrados por Benita Rencurel. Animo a todos los fieles a venir y orar; y buscar renovación espiritual en este Santuario», dijo el prelado. «En la Iglesia Católica nadie está obligado a creer en las apariciones, incluso en aquellas reconocidas oficialmente; pero se les reconoce como ayuda en la fe y la vida diaria».

Oración a Nuestra Señora de Laus

Reina de Laus,
Madre amable y cariñosa, escucha nuestras súplicas piadosas.
Tu hijo siempre escucha tus oraciones,
y Tu siempre escuchas a tus hijos.

Oh Virgen pura, cuida sin cesar nuestros corazones del cielo.
Que la suciedad no manche la blancura celestial.
Sea nuestro apoyo en virtud, la todopoderosa Virgen,
y guíe nuestros débiles pasos.

Si caemos, Madre Compasiva,
Amablemente abrazanos en tus brazos.
Danos refugio debajo de tus alas cuando estallen las tormentas con furia.
ahórranos de la cruel agonía,
y deja que el pecador se arrepienta con verdadero remordimiento.

No nos dejes en nuestra última hora,
pero déjanos dormir en paz en tu seno materno.
Y una vez despertando, retirando el velo,
Te veremos en el esplendor del cielo.

Nuestra Señora de Laus,
Refugio de los pecadores.
Ruega por nosotros que recurrimos a ti.
Amén.