Devoción de las Tres Avemarías

Devoción de las tres Avemarías

Historia

Preocupada la religiosa benedictina que luego fue Santa Matilde de Hackeborn suplicó a la Santísima Virgen que la asistiera en la hora de la muerte; y acogiendo su súplica, la Madre de Dios se manifestó a la implorante, diciéndole: “Sí que lo haré; pero quiero que por tu parte me reces diariamente tres Avemarías. La primera, pidiendo que así como Dios Padre me encumbró a un trono de gloria sin igual, haciéndome la más poderosa en el cielo y en la tierra, así también yo te asista en la tierra para fortificarte y apartar de ti toda potestad enemiga. Por la segunda Avemaría me pedirás que así como el Hijo de Dios me llenó de sabiduría, en tal extremo que tengo más conocimiento de la Santísima Trinidad que todos los Santos, así te asista yo en el trance de la muerte para llenar tu alma de las luces de la fe y de la verdadera sabiduría, para que no la oscurezcan las tinieblas del error e ignorancia. Por la tercera, pedirás que así como el Espíritu Santo me ha llenado de las dulzuras de su amor, y me ha hecho tan amable que después de Dios soy la más dulce y misericordiosa, así yo te asista en la muerte llenando tu alma de tal suavidad de amor divino, que toda pena y amargura de muerte se cambie para ti en delicias.”

Y esta promesa se extendió en beneficio de todos cuantos ponen en práctica ese rezo diario de las tres Avemarías.

 

¿Cuáles son las promesas de la Virgen a quienes reza diariamente las tres avemarías?

Nuestra Señora prometió a Santa Matilde y a otras almas piadosas que quien rezara diariamente tres avemarías, tendría su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte, presentándose en esa hora final con el brillo de una belleza tal que con sólo verla la consolaría y le transmitiría las alegrías del Cielo.

 

María renueva su promesa de protección:

Cuando Sor María Villani, religiosa dominica (siglo XVI), rezaba un día las tres Avemarías, oyó de labios de la Virgen estas estimulantes palabras: “No solo alcanzarás las gracias que me pides, sino que en la vida y en la muerte prometo ser especial protectora tuya y de cuantos como tu practiquen esta Devoción”

También dijo la Santísima Virgen: “La devoción de las tres Avemarías siempre me fue muy grata… No dejéis de rezarlas y de hacerlas rezar cuanto podáis. Cada día tendréis pruebas de su eficacia…”

La Santa Madre de Dios le dijo a Santa Gertrudis que:“Quien la venerase en su relación con la Santísima Trinidad, experimentaría el poder que le ha comunicado la Omnipotencia del Padre como Madre de Dios; admiraría los ingeniosos medios que le inspira la sabiduría del Hijo para la salvación de los hombres, y contemplaría la ardiente caridad encendida en su corazón por el Espíritu Santo” En otra ocasión la Virgen Maria le dijo a esta Santa, refiriéndose a todos los que la invocamos diariamente conmemorado el Poder, la Sabiduría y el Amor que le fueron comunicados por la Santísima Trinidad: “a la hora de su muerte me mostraré a él con el brillo de una belleza tan grande, que mi vista le consolará y le comunicará las alegrías celestiales”.

Como se Reza esta devoción

¡María, Madre mía; líbrame de caer en pecado mortal!

1- Por el Poder que te concedió el Padre Eterno. (rezar un Avemaría).

2- Por la Sabiduría que te concedió el Hijo. (rezar un Avemaría).

3- Por el Amor que te concedió el Espíritu Santo. (rezar un Avemaría).

¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo! Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén!”

La siguiente Jaculatoria fue indulgenciada por San Pío X, y la recomendó rezar junto con esta devoción: ¡Oh María, por tu Inmaculada Concepción, purifica mi cuerpo y santifica mi alma!

Que dicen los Santos acerca de esta devoción:

  • San Leonardo de Porto Mauricio (1676-1751), célebre misionero, aconsejaba rezar las tres Avemarías, en la mañana y en la noche, en honor a María Inmaculada, para obtener la gracia de evitar todo pecado mortal, durante el día y durante la noche; además, prometía con seguridad la salvación a aquellos que fueran constantemente fieles a esta devoción.
  • El Papa San Pío X aconsejaba también esta devoción de las tres Avemarías por la mañana y por la noche, e incluso le concedió algunas indulgencias.
  • San Alfonso de Ligorio (1696-1787), doctor de la Iglesia, exhortaba especialmente a los padres y a los responsables de la educación a asegurarse de que los niños fueran fieles en rezar diariamente sus tres Avemarías, en la mañana y en la noche.
  • Bienaventurado Fray Diego José de Cádiz, capuchino que vivió en el siglo XVIII dijo que la Madre de Dios le reveló que: “Una de las más agradables devociones que se le pueden ofrecer, es la de ayudarle a dar gracias a la Augusta Trinidad por el Poder que recibió del Padre Eterno, por la Sabiduría con que la enriqueció su Hijo y por la Caridad de que la llenó el Espíritu Santo”