Anunciación del Señor

Anunciación del Señor

Anunciación del Señor

 

La Fiesta de la Anunciación del Señor, es el relato evangélico donde el arcángel Gabriel se aparece a María y le anuncia que va a ser la madre del Salvador. María acepta la misión que Dios le confía respondiendo al ángel: «Hágase en mí según tu palabra». 

Esta fiesta tuvo diversas denominaciones tradicionales: Anunciación de Cristo, Fiesta de la Encarnación, Inicio de la Redención, Anunciación de la Santísima Virgen María. Con esta última fue celebrada desde tiempo inmemorial hasta la reforma de 1970, en que se llama Anunciación del Señor 

La solemnidad de la Anunciación del Señor nos narra el encuentro maravilloso entre Dios y el hombre, representado en María que acepta la voluntad del Señor. En ese día la humanidad cambió cuando María dio su “Sí” valiente a Dios al aceptar concebir en su seno al Salvador del mundo. 

  

Lucas 1, 26-38 – Solemnidad de la Anunciación del Señor 

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. 

El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: “¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.” Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.” 

Hágase en mí según tu palabra

María dijo al Ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?” El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.” 

María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.” Y el Ángel se alejó. 

 

Las naciones se alegrase porque María fue capaz de decir que sí y gracias a Ella, el Hijo de Dios se metió a crear la historia, para vivir como nosotros, para morir por nosotros y resucitar para nosotros.

El mundo no iba a tener un Salvador hasta que Ella hubiese dado su consentimiento a la propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su Fíat. En ese momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, para la realización sobre la tierra de este gran misterio, solamente María es acogida para cooperar con su libre consentimiento.

 

Angelus

V. El Ángel del Señor anunció a María,
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.

Se reza un Avemaría.

V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mi según tu palabra.

Se reza un Avemaría.

V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.

Se reza un Avemaría.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración
Te rogamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas, para que, los que por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz, seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.

Oración Madre de la Anunciación

Madre de la Anunciación: a Tu corazón de Madre entrego
mi alma, mis pensamientos, recuerdos, deseos y temores.
Para los que hemos creído en la encarnación de tu Hijo
y Señor Jesucristo, anunciada por el Ángel,
resuene con especial dulzura en nosotros
esa respuesta tuya, «Hágase en mí según tu palabra».

Recibe Madre bondadosa mi corazón,
Tú que eres esplendor que no ensombrece la luz de Cristo,
porque vives en Él y para Él.
Todo en ti es «Fiat», Tú eres la Inmaculada,
eres transparencia y plenitud de gracia.
Aquí estoy, pues, tu hijo(a), en torno a ti.

Ruega por nosotros a tu querido Hijo,
para que nos dé con abundancia el Espíritu Santo,
el Espíritu de verdad que es fuente de vida.

A ti, Aurora de la salvación, confiamos
nuestro camino bajo Tu guía,
todos tus hijos(a) descubran a Cristo,
luz del mundo y único Salvador,
que reina con el Padre y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.
Amén.