Amado Señor Jesús, gracias por compartir conmigo tu maravilloso ministerio de sanación y liberación. Gracias por las sanaciones que he vivido hoy. Entiendo que la enfermedad provocada por el maligno es más de lo que mi humildad puede soportar, por eso te pido que me limpies de cualquier tristeza, pensamiento negativo o desesperanza que haya cogido mientras intercedo por otros.
Si he sido tentado al odio, la impaciencia o la lujuria, límpiame de esas tentaciones y remplázalas con amor, gozo y paz. Si cualquiera de esos espíritus se ha aferrado a mi o me oprime de cualquier manera, En el nombre de Jesús, les ordeno ahora mismo a ustedes, espíritus de la tierra, del fuego, del agua, del mundo de las tinieblas o fuerzas malignas de la naturaleza, que se aparten de mí y que se vayan directamente ante la presencia de Jesucristo, para que el trate con ustedes como a Él le parezca.
Ven Espíritu Santo, renuévame, lléname de tu amor, tu paz y tu gozo. Fortaléceme donde me sienta débil y vísteme con tu luz. Lléname con tu vida. Señor Jesús, por favor, envía a tus santos ángeles a socorrerme y a protegerme de todo tipo de enfermedad, daño y accidentes. Te doy gracias y te alabo mi Señor, Dios y Rey.
Precioso y adorado Señor, hoy me acerco ante Ti no para pedirte por mis necesidades, porque esas ya tu bien las conoces, sino para darte las gracias de todo corazón por ser Tú, mi Dios bueno y misericordioso, por ser todo lleno de bondad, porque me regalas el don de la vida, por las bendiciones que me das cada día y porque siempre me regalas un motivo nuevo para sonreír.
Hoy me dispongo a estar en tu presencia con un corazón agradecido, lleno de gozo y rebosante de pensamientos agradables a Ti, mi único y verdadero Señor. Hoy mi alma te bendice, mi Dios, porque no hay nadie más fiel que Tú, amado Padre.
Gracias por todas y cada una de las bendiciones que le has dado a mi vida y a la vida de todos los que me rodean. Gracias porque a pesar de las dificultades Tú me ayudas a salir adelante, cambias mi lamento en gozo y me alimentas de una nueva esperanza.
Gracias, oh bendito Señor, por todos y cada uno de mis seres queridos; por mi familia, mis amigos, por cada una de las personas que me rodea y también gracias Señor, por cada una de aquellas personas que quiere verme caer, pues es a través de ellas que me doy cuenta que Tú nunca me abandonas, que siempre estás a mi lado protegiéndome de toda envidia y apartándome de todo mal.
Gracias a Ti, bendito Señor, por todas las maravillas que Tú has hecho en mi vida. Gracias por todo lo bueno que ha llegado a mí, pues si no fuera por tu grandeza y por tu poder, ninguna de esas cosas habrían sucedido. Gracias porque con cada una de las bendiciones que me has regalado, me he despojado de la tristeza y desesperanza, sanando así mi alma y mi corazón de toda perturbación del pasado.
Gracias también, Dios de amor, por todo aquello que has arrebatado de mi vida, por quitarme todas aquellas cosas que no me edificaban, que no me ayudaban a seguir creciendo. Gracias por quitar de mi lado a las personas que me hacían daño, porque, aunque al principio fue doloroso comprenderlo, luego supe que tus planes para mí eran mejores. Mi adorado Redentor, quiero darte las gracias también por proteger a todas las personas que amo y caminar a su lado, llevándolas por sendas de bienestar, salud, amor y mucha bendición.
Gracias Señor, porque en medio de la tormenta yo también te puedo encontrar, porque eres un Dios lleno de amor, de misericordia e infinita bondad. Guárdame de todo peligro siempre, mi Señor, protégeme de todo aquel que me quiera hacer mal y apártame de las tentaciones. Gracias Señor te doy desde ya porque sé que Tú estás escuchando mis plegarias, porque nunca me dejas solo.
Gracias, amado Jesús, por cada una de las bendiciones que Tú has derramado en mi vida. Por el día a día, porque en cada segundo Tú eres capaz de demostrarme cuán grande es el amor que tienes para con tus hijos.
Gracias Señor, porque tu amor es más grande que todo, porque cada vez que caigo en tentación, Tú me ayudas a levantarme, porque cuando estoy triste, Tú me das ánimo para seguir adelante y porque cuando todo parece perdido, apareces Tú con una esperanza renovadora que lo mejora todo.
Esta es mi oración para Ti, Señor, una oración de gratitud por cada una de las bendiciones recibidas en cada momento de mi vida.
No permitas que suelte tu mano, mi Dios. No permitas que yo me aleje de Ti y si lo llegara a hacer, Señor amado, te pido que me traigas de vuelta a tus brazos como aquel hijo pródigo arrepentido de toda culpa fijando la mirada en Ti y solo en Ti, mi único y maravilloso Señor.
Me quedo contigo teniendo la certeza de que me estás escuchando, que cada una de estas palabras de agradecimiento llegan a tu corazón como la más grande muestra de mi amor. En el nombre de Jesús bendito, nuestro Salvador, Amén.
Oh! Padre Celestial.Padre bueno y misericordioso, de tu corazón proviene toda bendición en el cielo como en la tierra. En el nombre de Jesucristo, tu Hijo bendito y Señor Nuestro,por el poder de sus santas llagas, de su santa Cruz, de su sangre preciosa derramada por nosotros y con el poder del Espíritu Santo, sellamos y ungimos nuestro cuerpo,alma, mente,espíritu, corazón y vida; nuestras facultades, deseos,pensamientos ,sentimientos, nuestro pasado, presente y futuro.
Señor Jesús, en tu nombre y con el Poder de tu Sangre Preciosa sellamos toda persona, hechos o acontecimientos a través de los cuales el enemigo nos quiera hacer daño.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos toda potestad destructora en el aire, en la tierra, en el agua, en el fuego, debajo de la tierra, en las fuerzas satánicas de la naturaleza, en los abismos del infierno, y en el mundo en el cual nos movemos hoy.
Con el Poder de la Sangre de Jesús rompemos toda interferencia y acción del maligno. Te pedimos Jesús que envíes a nuestros hogares y lugares de trabajo a la Santísima Virgen acompañada de San Miguel, San Gabriel,
San Rafael y toda su corte de Santos Ángeles.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestra casa, todos los que la habitan (nombrar a cada una de ellas),
las personas que el Señor enviará a ella, así como los alimentos y los bienes que Tu generosamente nos envía
para nuestro sustento.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos animales, tierra, puertas, ventanas,
objetos, paredes, pisos y el aire que respiramos, y en fe colocamos un círculo de Tu Sangre
alrededor de toda nuestra familia.
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos los lugares en donde vamos
a estar este día, amigos, enemigos y las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar
(nombrar a cada una de ellas).
Con el Poder de la Sangre de Jesús sellamos nuestro trabajo material y espiritual,
los negocios de toda nuestra familia, y los vehículos, las carreteras, los aires,
las vías y cualquier medio de transporte que habremos de utilizar.
Con Tu Sangre preciosa sellamos los actos, las mentes y los corazones de todos los habitantes y dirigentes de nuestra Patria a fin de que Tu Paz y Tu Corazón al fin reinen en ella.
Te agradecemos Señor por Tu Sangre , por tu Amor y por Tu Vida, ya que gracias a Ellas
hemos sido salvados y somos preservados de todo lo malo.
En tu Alma Jesús guardo mi alma (3), en tu Corazón guardo mi corazón (3) y en tus santas llagas mi vida entera Señor (3),
En tu nombre Jesús Yo ato, reprimo, reprendo y acallo a todo espíritu de mentira, engaño, suplantación, burla y maldad, que estén en mí, enlo que me rodea, en las personas que me rodean, para Gloria de Dios Padre. Hijo y Espíritu Santo.Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén
Bendito sea Dios.
Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Oremos:
Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de Tu pasión;
Te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de Tu redención.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles
y llena de la divina gracia los corazones, que Tú mismo creaste.
Tú eres nuestro Consolador, don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tu, el dedo de la mano de Dios;
Tú, el prometido del Padre;
Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz,
sé Tú mismo nuestro guía, y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre, y también al Hijo;
y que en Ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén.
V. Envía tu Espíritu y serán creados.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
La Sangre de Jesús devuelva a su estado original todo mi ser y disuelva toda atadura que por la ignorancia y la superstición haya hecho anudar en mí, y por el poder de atar y desatar de la Iglesia sea devueltos mi alma, mi cuerpo y mi espíritu al estado de libertad de los hijos de Dios y esto lo decreto en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, y por el poder de atar y desatar que tiene la Santa Madre Iglesia Católica, por la intercesión de la gloriosísima siempre Virgen María y mediante el ministerio de los Santos Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Amén
¡Oh inmensa majestad de Dios, Santísima Trinidad!: Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo, tu humildísima creatura te adoro y te alabo con el mayor afecto y dedicación que las creaturas pueden dar. En tu presencia y en la de María Santísima, Reina del cielo, en presencia de mi ángel custodio, de mis santos patronos y de toda la corte celestial, afirmo que esta oración y esta petición que estoy por hacer a la piadosa y misericordiosa Virgen María por los méritos de la preciosa Sangre de Jesús, trato de hacer con recta intención y principalmente para tu gloria, por mi salvación y la de mi prójimo. Por lo tanto. De ti espero, mi Dios, sumo Bien, mediante la intercesión de la Virgen Santísima, conseguir la gracia que humildemente te pido por lo méritos infinitos de la preciosísima sangre de Jesús. ¿Pero que puedo yo hacer en el presente estado en que me encuentro, sino confesar ante ti, mi Dios, todos mis pecados cometidos hoy, pidiéndote otra vez la purificación de la Sangre de Jesús? Si, Dios mío, me arrepiento y me duelo de veras de corazón, no por el temor del infierno, que lo he merecido, sino solo por haberte ofendido a Ti sumo Bien. Propongo firmemente con tu santa gracia no ofenderte más y de huir de las situaciones próximas de pecado. ¡Piedad, Señor, perdóname! Amén.
Bajo tu protección me refugio, oh santa Madre de Dios: no desprecies la oración que te dirijo, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! Oh, Señor, ven pronto a salvarme. Señor ven pronto en mi ayuda. Gloria al Padre…
“Tú eres bella, oh María, y no hay mancha original en ti”. Eres purísima, oh Virgen María, Reina del cielo y de la tierra, Madre de Dios. Te saludo, te venero y te bendigo por siempre. Oh María, a ti recurro, te invoco. Ayúdame, dulcísima Madre de mi dulcísimo Jesús. Y porque no hay cosa que se te pida en virtud de la pasión de Jesucristo que de ti no se obtenga, con intensa fe te ruego me concedas la gracia que tanto necesito te lo pido por la divina Sangre que Jesús derramo por nuestra salvación. No cesare de rogar hasta que me hayas escuchado. Oh Madre de misericordia, confió en que obtendré esta gracia, porque te la pido por los méritos de la preciosísima Sangre de tu amadísimo Hijo. Oh Madre dulcísima, por lo méritos de la Sangre preciosísima de tu divino Hijo concédeme la gracia (Hacer petición o gracia que se desea)
1) Te lo pido, Madre Santísima, por esa pura, bendita e inocente Sangre que Jesús derramó en su circuncisión a la tierna edad de 8 días. Dios te Salve, María……
Oh, Virgen María, por los méritos de la Sangre preciosa de tu divino Hijo intercede por mi ante el Padre celestial.
2) Te lo pido, oh María Santísima, por esa pura, inocente y bendita Sangre que Jesús derramo en abundancia en la agonía del huerto. Dios te Salve, María……
Oh, Virgen María, por los méritos de la Sangre preciosa de tu divino Hijo intercede por mi ante el Padre celestial.
3)Te imploro, oh María Santísima, por esa pura, inocente y bendita Sangre que Jesús derramo abundantemente cuando, despojado y amarrado a la columna, fue cruelmente azotado. Dios te Salve, María……
Oh, Virgen María, por los méritos de la Sangre preciosa de tu divino Hijo intercede por mi ante el Padre celestial.
4) Te lo ruego, Madre Santísima, por esa pura, inocente y bendita Sangre que Jesús derramo de su cabeza, cuando fue coronado de punzantes espinas. Dios te Salve, María……
Oh, Virgen María, por los méritos de la Sangre preciosa de tu divino Hijo intercede por mi ante el Padre celestial.
5) Te lo pido, María Santísima, por esa pura, inocente y bendita Sangre que Jesús derramo al llevar la cruz por el camino del Calvario y especialmente por esa Sangre viva mezclada con tus lágrimas, derramadas acompañándolo al sacrificio supremo. Dios te Salve, María……
Oh, Virgen María, por los méritos de la Sangre preciosa de tu divino Hijo intercede por mi ante el Padre celestial.
6)Te suplico, María Santísima, por esa pura, inocente y bendita Sangre de Jesús derramo de su cuerpo, cuando fue despojado de sus vestiduras, esa misma Sangre que broto de sus manos y sus pies cuando fue clavado a la cruz con durísimos y punzantes clavos. Te lo pido sobre todo por la Sangre que derramo durante su amarguísima y desgarradora agonía. Dios te Salve, María……
Oh, Virgen María, por los méritos de la Sangre preciosa de tu divino Hijo intercede por mi ante el Padre celestial.
7) Óyeme, purísima Virgen y Madre María, por esa dulcísima y mística Sangre y agua que broto del costado de Jesús, como fuente de misericordia, cuando aquella lanza traspaso el Corazón. Por esa Sangre purísima concédeme oh Virgen María, la gracia que te pido, por esa Sangre preciosísima que profundamente adoro y que es mi bebida en la mesa del Señor, escúchame, oh piadosa y dulce Virgen María. Dios te Salve, María……
Oh, Virgen María, por los méritos de la Sangre preciosa de tu divino Hijo intercede por mi ante el Padre celestial.
Ángeles y todos los santos del paraíso que contemplan la gloria de Dios, unan su oración a la de esta querida Madre y Reina María Santísima y obténganme del Padre celestial la gracia que pido por los méritos de la Sangre preciosísima que nuestro Salvador derramo de sus sacratísimas llagas. También yo te ofrezco al eterno Padre la Sangre preciosísima de Jesús, para que puedan gozarlo plenamente y alabarlo por siempre en la gloria del cielo cantando: «Nos has redimido, oh Señor, con tu Sangre has hecho de nosotros un reino para nuestro Dios”. Amén.
Oh bueno y amable Señor, dulce y misericordioso, ten piedad de mí y de todas las personas, vivas y difuntas, que has redimido con tu Sangre preciosa. Amén.
Alabada y bendecida sea la Sangre de Jesús ahora y siempre.
(Repetir por los 9 días.)
San Jose Cupertino: “Sal de esta persona si lo deseas, pero no lo hagas por mí, sino por la obediencia que le debo a mis superiores”
Cruz del Santo Padre Benito
Mi luz sea la Cruz Santa, No sea el demonio mi guía, ¡Apártate, Satanás!
No sugieras cosas vanas, Pues maldad es lo que brindas, Bebe tú mismo tu veneno.
Ofrecer lo que estoy pasando por la conversion y sanacion de mi familia o alguien más.
Aclamar:
- Quien, como Dios, nadie como Dios.
- Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
- La Sangre de Cristo, la Sangre de Jesús, cubreme de la cabeza hacia los pies lávame de toda inmundicia, lávame con tu Sangre preciosa. Purifica, Límpiame.
- Espíritu Santo Ven, tócame de la cabeza a los pies, Espíritu Santo toca mi ser. Espíritu Santo lávame, Espíritu Santo Restáurame, Espíritu Santo purifícame, Espíritu Santo conviérteme, Ven Espíritu Santo y liberarme de cualquier atadura.
- Vivir en gracias de Dios.
Somos nada, Dios es todo. Padre te amamos. Continúa Divina Voluntad:
- Pensando en nuestras mentes.
- Circulando en nuestra sangre.
- Mirando en nuestros ojos.
- Escuchando en nuestros oídos.
- Hablando en nuestra boca.
- Respirando en nuestros respiros.
- Palpitando en nuestros corazones.
- Moviéndote en nuestros movimientos.
- Sufriendo en nuestros sufrimientos, y nuestras almas, unidas a tu Voluntad, sean los crucifijos vivientes inmolados para la gloria del Padre.
- Orando en nosotros, y después ofrécerte a ti mismo esta oración como nuestra, para satisfacerte por las oraciones de todos y para darles al Padre la gloria que deberían darle todas las criaturas.
- «Ven Divina Voluntad a obrar en mi», Es Jesús quien _____ en mi.
Espíritu Santo ilumina mi alma para que nos llenes de bendiciones, debajo del Santísimo Sacramento estamos metidos, ni muertos, ni heridos, ni presos, ni cautivos, ni de nuestros enemigos seremos vencidos. Con nosotros anda la Virgen Pura a su grandeza arrimados y siendo por Ella amparados viviremos siempre seguros.
Cruz Santa, Cruz Hermosa, Cruz Divina por el poder de tu sangre preciosa concédenos qué cosa mala no se acerque a nosotros y que el brazo poderoso de tu Divina Justicia eclipse la vista de nuestros enemigos. Deteneos que el Sagrado Corazón de Jesús está con nosotros, Esposa del Espíritu Santo cúbrenos y defiéndenos con tu Santísimo Manto. (Se rezan 3 Credos)
«Eterno Padre, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu divino Hijo, en unión con todas las Misas celebradas hoy en todo el mundo, por todas las Santas Almas del Purgatorio, por todas las almas de todo el mundo, por los pecadores de la Iglesia Católica, por aquellos que están en mi hogar y en mi familia, Amen.»
DE SAN JUAN PABLO SEGUNDO
En el nombre de Dios, de la Santísima Trinidad, del Padre, del hijo unigénito y del Espíritu Santo, apartense espíritus malignos para que no puedan ver ni oír nuestras actividades con nuestros planes y para que no puedan engañarnos *NI PERSEGUIRNOS NI INTERFERIR EN NUESTROS PLANES Y PROYECTOS O CAUSAR CONFUSIÓN EN NUESTROS ESFUERZOS POR SERVIR A DIOS!!!
EL SEÑOR NUESTRO DIOS LES ORDENA QUE SE APARTEN Y NUNCA VUELVAN
OH SEÑOR SANTÍSIMO Y TODOPODEROSO HAZNOS INVISIBLES A NUESTROS ENEMIGOS AMÉN
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.
Oh Arcángel San Rafael, defiéndenos en el combate, sed nuestro amparo contra la maldad y perversidad de Asmodeo, ángel de la lujuria y sus ángeles pervertidores, arrójalos a al infierno para siempre con el poder de la sangre de Cristo nuestro Redentor y los méritos del Inmaculado Corazón de María.
Tú que dices a Tobías; Yo llevaré sano a tu hijo, y sano te lo restituiré (Tob 5:20), viaja conmigo ¡Oh Arcángel San Rafael para que volvamos con gozo a la Casa Paterna! Amén.
Arcángel San Rafael defiende la pureza de cuerpo y alma, mente y corazones de la niñez, jóvenes vírgenes, adultos y ancianos. Consérvalos, rescátalos
para Cristo y su Iglesia. Amén
Arcángel San Rafael, ora pro nobis
*Mi Dios! Yo creo, adoro, espero, y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman.
*Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espiritu Santo, te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que fue ofendido. Y por lo meritos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, te pido por la conversión de los pobres pecadores.
*Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por lo pecados cometidos contra el inmaculado Corazón de María.
*Oh Jesús mío, perdóna nuestro pecados, líbranos del fuego del infierno; lleva al cielo todas la almas, especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.
Oracion protección en tiempos de crisis.
Ángel de la guarda, yo te he sido confiado por el Altísimo para mi resguardo. Animado por esta confianza, acudo a ti, para que me protejas en este momento que atravieso de angustia.
Una crisis tremenda ocurre a mi alrededor, eventos que no puedo controlar y que, en ocasiones me llenan de temor. Quiero confiar en que estás a mi lado para cuidarme y protegerme de todo mal.
Rodéame con tu amor celestial. Protege mi espacio personal, todo mi hogar, de toda mala influencia que quiera intervenir en mi vida para robarme la paz y la esperanza.
Despeja de mi corazón cualquier miedo, negatividad, emociones malsanas debido a esta gran dificultad que enfrento. Arranca de raíz todas esas preocupaciones y ansiedad que han comenzado a habitar en mi interior.
Guíame con tu sabiduría celestial. Que todo este mal que me rodea no encuentre abertura alguna por la que pueda seguir interfiriendo con mi paz espiritual, mientras tú actúas como un escudo protector.
Protege mi mente, mi cuerpo y mi espíritu. Inspírame siempre a seguir por el mejor camino. Aléjame del peligro y de las tentaciones.
Gracias Ángel de mi guarda, porque sé que me has escuchado, porque estarás allí como escudo fuerte en medio de esta crisis que vivo. Gracias por guiarme a través de la verdad del Amor de Dios. Gracias por apoyarme y ayudarme en mi vida.
Amén.
Oración para pedir la intervención del ángel de la guarda.
Ángel de mi guarda, quiero pedirte tu ayuda e intervención inmediata en mi vida en este momento de desesperación que me quiere atrapar en la ansiedad y la inestabilidad emocional.
Por favor, guíame y ayúdame ahora que tanto lo necesito. Ayúdenme a vivir el momento presente, a estar abierto a tus inspiraciones y a los milagros que Dios quiere obrar en mi vida a través de Ti
Ayúdenme a cultivar la paciencia, la voluntad y la fuerza que necesito para actuar y vivir de acuerdo al plan divino que Dios ha diseñado para mí, por mi felicidad y la de mis seres queridos.
Interviene en este momento y deja caer sobre mí una bendición de paz que pueda tranquilizar mis nervios, que me ayude a pensar con claridad sobre las decisiones que tomaré o estoy tomando.
Estoy envuelto en una grave dificultad, por eso necesito de tu asistencia inmediata. Ayúdame a conocer con claridad los mejores pasos que debo dar para salir de este terrible problema que me desespera.
Ayúdame a estar abierto a las enseñanzas y oportunidades que mi gran Creador, mi Dios y salvador, quiere que yo aprenda para mi bien a través de esta dificultad.
Quiero abrir el corazón desde ahora y permanecer abierto a la inspiración y sabiduría que quieras revelarme para mi protección y crecimiento personal.
Amén.
Oración de invocación al ángel de la guarda.
Oh, Santo Ángel de mi guarda, tú cuidas mi alma de las trampas del enemigo malo. No me abandones a mí, pobre pecador, no te alejes de mí por mis faltas recurrentes, dándole al malvado enemigo, el espacio suficiente para vencerme por mis propias debilidades espirituales. Fortalece mi corazón y ponme en el camino de la salvación.
Oh Santo Ángel de Dios, guardián y protector de mi vida toda, perdóname todo por lo que te he ofendido todos los días de mi vida. Protégeme durante este día de toda tentación del enemigo, para no enfadar a Dios por ningún pecado.
Ruega al Señor por mí, amigo mío, para que ponga mi nombre en el Libro de la Vida y me haga un digno servidor de su bondad por toda la eternidad.
Amén.
Oraciones al Ángel de la Guarda.
Ángel de Dios, tú que eres mi guardián, ilumina, guarda, gobierna y guíame, a mí, a quien te he sido confiado por la bondad celestial. Amén. (Oración de San Juan Pablo II, Audiencia General, 20 de agosto de 1986)
Ángel de mi Guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que yo sin ti me perdería, hasta que descanse en los brazos de Jesús, José y María. Amén.
Ángel de la paz, Angel de la Guarda, a quien soy encomendado, mi defensor, mi vigilante centinela; gracias te doy, que me libraste de muchos daños del cuerpo y del alma. Gracias te doy, que estando durmiendo, me velaste, y despierto, me encaminaste; al oído, con santas inspiraciones me avisaste.
Perdóname, amigo mío , mensajero del cielo, consejero, protector y fiel guarda mía; muro fuerte de mi alma, defensor y compañero celestial. En mis desobediencias, vilezas y descortesías, ayúdame y guárdame siempre de noche y de día. Amén.
Ángel santo de la Guarda, compañero de viajes de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día. Aunque espíritu invisible, sé que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones y cuenta todos mis pasos. En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho tus alas de protección y al mismo tiempo de consuelo. Amén.
Oh mi querido guardián, mi Ángel de la guarda bendito, que yo escuche siempre tus inspiraciones y todos tus mensajes que me quieras revelar. A través de tus susurros condúceme hacia Dios. Tú eres Testigo de lo invisible, presencia del Cielo a mi lado, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía. Gloria al Padre, gal Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
Ángel de Dios, que eres mi guardián, ilumina, guarda, gobierna y guíame, a mí, a quien te he sido confiado a ti por la bondad celestial. Amén.
Si la vacuna te causó algún daño haces esta oración para revertir los efectos dañinos.
Yo, (nombre), como hijo de Dios Padre y amado mucho por Él, y como parte de pueblo fiel, clamó la ayuda de todo el cielo y de las almas
purgantes, pidiendo la intercesión espiritual de San José y de la Santísima Virgen María, mi Señor Jesucristo, el Padre y el Espíritu Santo, ante esta situación, que atenta contra mi integridad física y espiritual, como es la implantación de la vacuna contra el Covid en mi cuerpo por medio de la intercesión del poderoso San Miguel. Pido a todo su séquito de ángeles vengan en mi auxilio y me hagan invisible a mí y a mi familia ante esta
amenaza, para que protegidos y guiados por mi protector San José, pueda ser custodiado por miríadas de Ángeles y almas purgantes que me
defiendan de esta imposición a nivel mundial. Amén
Credo
Si Jesús me libera, seré verdaderamente libre
¡Jesús ten piedad de mí! ¡Jesús, Sáname! ¡Jesús, sálvame! ¡Jesús, libérame!
Si Jesús libera a mi familia, mi familia será verdaderamente libre
¡Jesús ten piedad de mí familia! ¡Jesús, sana a mi familia! ¡Jesús, salva a mi familia! ¡Jesús, libera a mi familia!
Si Jesús libera a José, José será verdaderamente libre
¡Jesús ten piedad de José! ¡Jesús, sana a José! ¡Jesús, salva a José! ¡Jesús, libera a José!
Salve Reina
Señal de la Cruz.
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego eterno de tu amor. Envía Señor tu Espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos que animados y guiados por este mismo Espíritu, aprendamos a obrar rectamente siempre y gocemos de la dulzura del bien de sus divinos consuelos. Por Cristo nuestro Señor. Así sea.
Un Credo al Sagrado Corazón de Jesús, haciendo un acto de Fe.
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.
PRIMERA ORACIÓN
¡Oh Jesús mío! ¡Oh eterna dulzura para los que te amamos! ¡Oh gozo supremo que supera todo gozo y deseo! ¡Oh salvación y esperanza nuestra! Infinitas pruebas nos has dado de que tu mayor deseo es estar siempre con nosotros; y fue este sublime deseo, ¡Oh bendito amor! El que te llevó a asumir la naturaleza humana. ¡Oh Verbo Encarnado!, recuerda aquella Santa Pasión que abrazaste por nosotros, para cumplir con el divino plan de reconciliación de Dios con su criatura. Recuerda Señor tu última cena, cuando rodeado de tus discípulos, y después de haberles lavado los pies, les diste tu precioso cuerpo y sangre. Recuerda también cuando tuviste que consolarlos al anunciarles tu ya próxima Pasión.
Fue en el huerto de los Olivos, ¡Oh Señor!, donde se escenificaron los peores momentos de tu Sagrada Pasión: porque fuiste invadido por la más infinita de las tristezas y por la más dolorosa de las amarguras, y que te llevaron a exclamar todo lleno de horror y de angustia: «¡Mi alma está triste hasta la muerte!»… Tres horas duró tu agonía en aquel jardín; y todo el miedo, angustia y dolor que padeciste allí, ¡fueron tan grandes!, que te causó sudar sangre copiosamente. Aquello escapaba a toda descripción, hasta tal punto que sufriste más allí que en el resto de tu Pasión, porque ante tus divinos ojos desfilaron aquellas terribles visiones de los pecados que se cometieron desde Adán y Eva hasta aquellos mismos instantes, y los pecados que se estaban cometiendo en aquellos momentos por toda la faz de la tierra, y los que se cometerían en el futuro, ¡siglos enteros!, ¡hasta la consumación de los tiempos!
Pero, ¡Oh amor que todo lo vence! A pesar de tu temor humano, así contestaste a tu Padre: «¡No se haga mi voluntad, sino la tuya!» E inmediatamente, tu Padre envió aquel precioso Ángel para confortarte… Tres veces oraste, y al final llegó tu discípulo traidor, Judas. ¡Cuánto te dolió aquello!
Fuiste arrestado por el pueblo de aquella nación que Tú mismo habías escogido y exaltado. Tres jueces te juzgaron, falsos testigos te acusaron, cometiendo el acto más injusto de la historia de la humanidad, ¡condenando a muerte a su Autor y Redentor! ¡A aquél que venía a regalarnos la vida eterna!
Y te despojaron de tus vestiduras y te cubrieron los ojos… e inmediatamente aquellos soldados romanos comenzaron a abofetearte, y llenarte de salivazos, y golpes llovieron contra tu delicado cuerpo. Y te retaban a que les dijeras quién era el que te lo hacía. De repente, aquella corona de espinas te la incrustaron mutilando tu cabeza de mala manera; ¡rompiendo carne, venas y nervios! Para contemplar la mofa a tu condición de Rey, te dieron un cetro: una vulgar caña que colocaron en tus sagradas manos.
¡Oh sublime enamorado de nuestras almas!, recuerda también cuando te ataron a la columna. ¡Cómo te flageló aquella gente!… No quedó lugar alguno en tu maravilloso cuerpo que no quedara destrozado bajo los golpes de los látigos. Otro cuerpo humano hubiese muerto con menos golpes… La escena era terrible: ¡huesos y costillas podían verse! ¡Cuánta furia desatada contra el Hombre-Dios!
Oh Jesús mío, en memoria de aquellos crueles tormentos que padeciste por nosotros antes de la crucifixión, concédenos antes de morir un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados, que podamos satisfacer por ellos, que hagamos una santa confesión, te recibamos en la Santísima Eucaristía, y así, alimentada nuestra alma, podamos volar hacia Ti.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
SEGUNDA ORACIÓN
¡Oh salud y alimento de mi alma, libertad verdadera de ángeles y santos!, ¡Paraíso de delicias! Recuerda el horror y la tristeza que sufriste camino al lugar donde te aguardaba una cruz, cuatro clavos y los verdugos cuando toda aquella turba se apretujaba a tu paso, y te golpeaba e insultaba impunemente, haciéndote víctima de las más espantosas crueldades. Pero más te dolía la ingratitud de ellos, que los golpes que te infligían, pues era precisamente por ellos y por todo el género humano, que llevabas aquella Cruz sobre tus hombros destrozados.
Por todos aquellos tormentos y ultrajes, y por las blasfemias proferidas en contra de Ti, te rogamos, ¡Oh dueño de nuestra alma! que nos libres de nuestros enemigos, visibles e invisibles, y que bajo tu protección logremos tal perfección y santidad, que merezcamos entrar contigo en tu Reino. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
TERCERA ORACIÓN
¡Oh dueño de nuestra existencia! Tú que siendo el Creador del Universo, del Cielo y de la Tierra, de ángeles y hombres, a quien nada puede abarcar ni limitar y que todo lo envuelves y sostienes con tu amoroso poder, sin embargo, te dejaste matar por tu obra maestra, el hombre, para justificarlo ante Ti mismo.
Recuerda cada dolor sufrido, cada tormento soportado por nuestro amor, cuando los judíos con enormes clavos taladraron tus sagradas manos y pies. ¡Que espantosa escena se produjo cuando con indescriptible crueldad, tu cuerpo tuvo que ser estirado sobre la Cruz para que tus manos y pies llegaran hasta los agujeros previamente abiertos en el madero! ¡Con cuánta furia agrandaron aquellas heridas! ¡Cómo agregaron dolor al dolor, cuando tuvieron que estirar tus sagrados miembros violentamente en todas direcciones! ¡Oh Varón de dolores!
Recuerda cuando tus músculos y tendones eran estirados sin misericordia, y tus venas se rompían, y tu piel virginal se desgarraba horriblemente, y tus huesos eran dislocados.
¡Oh Cordero Divino! en memoria de todo lo ocurrido en la colina del Gólgota, te rogamos nos concedas la gracia de amarte y honrarte cada día más y más. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
CUARTA ORACIÓN
¡Oh divino mártir de amor! ¡Oh médico celestial que te dejaste suspender en la Cruz para que por tus heridas las nuestras fueron curadas! Recuerda cada una de aquellas heridas y la tremenda debilidad de tus miembros, que fueron distendidos hasta tal punto que jamás ha habido dolor semejante al tuyo. Desde la cabeza a los pies eras todo llaga, todo dolor, todo sufrías; eras una masa rota y sanguinolenta, y aún así llegaste, para sorpresa de tus verdugos, a suplicar a tu Padre, eterno perdón para ellos diciéndole: ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!
¡Oh Cristo bendito! En memoria de esta gran misericordia que tuviste, que muy bien pudiste lanzar a todo aquel mundo malvado a los abismos infernales con un solo acto de tu poderosa voluntad, por aquella tan grande misericordia que superó a tu justicia divina, concédenos una contrición perfecta y la remisión total de nuestros pecados, desde el primero hasta el último, y que jamás volvamos a ofenderte. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
QUINTA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Oh esplendor de la eternidad! Recuerda cuando contemplaste en la Luz de tu Divinidad, las almas de los predestinados que serían rescatados por los méritos de tu Sagrada Pasión, también viste aquella tremenda multitud que sería condenada por sus pecados. ¡Cuánto te quejaste por ellos! Te compadeciste, oh buen Jesús, hasta de aquellos réprobos, de aquellos desafortunados pecadores que no se lavarían con tu sangre, ni se alimentarían con tu Carne Eucarística.
Por tu infinita compasión y piedad, y acordándote de tu promesa al buen ladrón arrepentido, al decirle que aquel mismo día estaría contigo en el Paraíso, ¡Oh salud y alimento de nuestra alma! muéstranos esta misma misericordia en la hora de nuestra muerte. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
SEXTA ORACIÓN
¡Oh Rey muy amado y deseado por mi corazón ¡ acordaos del dolor que sufriste, cuando desnudo y como un criminal común y corriente, fuiste clavado y elevado en la Cruz. Cómo te dolió el ver que tus familiares y amigos desertaran. Pero allí estaba tu muy amada Madre y tu discípulo Juan, que permanecieron contigo hasta tu último suspiro. No importando que su naturaleza humana, desmayando estaba, y para colmo de tu inmenso amor por nosotros, nos hiciste aquel precioso regalo: ¡nos diste a María como Madre! ¡Cuánto te debemos Salvador nuestro, por este sublime regalo! Sólo tuviste que decir a María: “¡Mujer, he aquí a tu hijo!” y a Juan: “!He aquí a tu Madre!”
¡Te suplicamos, oh Rey de la Gloria! por la espada de dolor que entonces atravesó el alma de tu Santísima e Inmaculada Madre, que te compadezcas de nosotros en todas nuestras aflicciones y tribulaciones tanto corporal como espiritual, y que nos asistas en cada prueba, especialmente en la hora de nuestra muerte. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
SÉPTIMA ORACIÓN
¡Oh Rey de Reyes! ¡Fuente de compasión que jamás se agota! Recuerda cuando sentiste aquella tremenda sed por las almas y que te llevó a exclamar desde la Cruz: «¡Tengo Sed!» Sí, no solamente tenías sed física, sino sed insaciable por la salvación de la raza humana.
Por este gesto de amor por nosotros, te rogamos, oh prisionero de nuestro amor, que inflames nuestros corazones con el deseo de tender siempre hacia la perfección en todos nuestros actos, que extingas en nosotros la concupiscencia de la carne y los deseos de placeres mundanos. Así sea
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
OCTAVA ORACIÓN
¡Oh constante dulzura nuestra! ¡Oh deleite diario de nuestro espíritu! Por el sabor tan amargo de aquella hiel y vinagre que te dieron a probar en lugar de agua, para aplacar tu sed física, te suplicamos que aplaques nuestra sed por tu vivificadora sangre, y nuestra hambre por tu Redentora Carne, ahora y siempre, y que no nos falte en la hora de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
NOVENA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Virtud Real y gozo del alma! Acuérdate del dolor que sentiste, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por tus verdugos, clamaste en alta voz que habías sido abandonado por Tu Padre Celestial, diciéndole: “Dios mío, Dios mío, ¿Porqué me has abandonado?” Por aquella angustia que padeciste en aquellos momentos finales de tu Pasión, te rogamos oh nuestro Salvador que no nos abandones en los terrores y dolores de nuestra muerte.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, que eres principio y fin de todo lo creado , Virtud, Luz y Verdad! Acuérdate que por causa nuestra fuiste sumergido en un abismo de penas; sufriendo dolor en todo tu Santísimo Cuerpo: En consideración a la enormidad de tanta llaga que te hicimos los hombres; enséñanos a guardar por puro amor a Ti, todos tus Mandamientos; cuyo camino de Tu Ley Divina es amplio y agradable, para aquellos que te aman.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
UNDÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús mío!, abismo insondable de misericordia, te rogamos en memoria de tus heridas, las cuales penetraron hasta la médula de tus huesos y hasta lo más profundo de tu ser, ¡que nos apartes para siempre del pecado! ¡que no te ofendamos más! Reconocemos con bochorno que somos unos miserables pecadores y que te hemos ofendido ¡tantas veces! Que tememos que tu divina justicia nos condene.
No obstante, acudimos presurosos a tu misericordia infinita, para que nos escondas urgentemente en tus preciosas LLagas, y así, ocultados de tu indignado Rostro, pueda tu amante Corazón una vez más, lavar nuestras culpas con tu Sangre liberadora. De esa forma Redentor nuestro, tu enojo e indignación cesarán de inmediato. ¡Gracias Señor!
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DUODÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, eterna verdad, símbolo de la perfecta caridad y de la unidad! Te suplicamos que te acuerdes de aquella multitud de laceraciones, de aquellas horribles heridas que te hicimos la humanidad pecadora que querías salvar. Estabas hecho un guiñapo humano, enrojecido por tu propia sangre. ¡Que inmenso e intenso dolor padeciste en tu Carne Virginal por amor a nosotros! ¡Oh dulzura infinita!, ¿qué pudiste hacer, que ya no hayas hecho por nosotros? Nada falta. Todo lo has cumplido
Ayúdanos, Oh Señor, a tener siempre presente ante los ojos de nuestro espíritu, un fiel recuerdo de tu Pasión, para que el fruto de tus sufrimientos se vea continuamente renovados en nuestra alma, y para que tu amor se agrande en cada momento más y más en nuestro corazón, hasta que llegue aquel feliz día en que te veamos en el cielo, y ser uno contigo, que eres el tesoro y suma total de todo gozo y bondad.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA TERCERA ORACIÓN
¡Oh dulce consuelo de nuestra alma, maravilloso liberador, Rey inmortal e invencible! Recuerda cuando inclinando tu adorable cabeza, toda desfigurada por los golpes, la sangre y el polvo del camino, exclamaste: «Todo está consumado»… Toda tu fuerza mental y física se agotaron completamente.
Por este Gran Sacrificio y por las angustias y tormentos que padeciste antes de morir, te rogamos, oh buen Jesús, que tengas misericordia de nosotros en la hora de nuestra muerte, cuando nuestra mente esté tremendamente perturbada; y nuestra alma sumergida en inquietudes y angustias. Que no temamos nada, que te tengamos a Ti a nuestro lado y dentro de nuestro ser.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA CUARTA ORACIÓN
¡Oh doliente Jesús, oh incomprensible Segunda Persona de la Trinidad, esplendor y figura de su esencia! Recuerda cuando con gran voz entregaste tu alma a Tu Padre Celestial diciéndole: «¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!» Tu cuerpo estaba despedazado, y tu corazón destrozado, pero tus entrañas de misericordia quedaron abiertas para redimirlos! Así expiraste , oh amor infinito…
Por tu Dolorosa Muerte; te suplicamos, Oh Rey de Santos y Arcángeles, que nos confortes y nos ayudes a resistir al mundo con sus errores, a Satanás con sus pérfidas, y a la carne con sus vicios, para que así, muertos a los enemigos de nuestras almas, vivamos solamente para Ti. Por eso te rogamos, Oh Dulce Redentor y Salvador, que a la hora de nuestra muerte recibas nuestras pobres almas desterradas que regresan a Ti.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA QUINTA ORACIÓN
¡Oh vencedor de la muerte! ¡Vid verdadera y fructífera! Recuerda a aquel torrente de sangre que brotó de cada parte de tu Bendito Cuerpo, igual que la uva exprimida en el lagar.
Desde el lugar de la flagelación y a través de las calles de Jerusalén, por toda aquella vía dolorosa, hasta la colina sagrada, tu Sangre derramada escribía las bellas páginas de la historia del Corazón que más nos ama…¡El tuyo! Recuerda como la tierra agradecida, pero a la vez espantada, recibía tu preciosa Sangre. toda la naturaleza; de horror temblaba y los Cielos se estremecían, los Ángeles y hasta los demonios se sorprendían ante ¡aquella increíble escena! ¡Todo un Dios moría! ¿Qué era aquello? ¿Qué sucedía? Aquel primer Viernes Santo, oh Jesús ¡Abrías el cielo para la humanidad pecadora!
Por tres largas horas tu Cuerpo colgó de la Cruz. Presentabas un aspecto doliente, triste, todo lleno de dolor, Tu Sangre aún manando, recorriendo aquella que ya se había secado, que ya había coagulado. Y a todo esto se adhirió el polvo y la tierra del camino….
Qué tristeza y dolor padecieron María y Juan al contemplar tus cabellos y barbas que ahora daban la impresión que estaban compuestos de alambres, llenos de Sangre y de tierra. Tus oídos y nariz tupidos estaban de sangre. ¡Hasta tus ojos y boca sangraban! En verdad que todos tus sentidos fueron atrozmente atormentados.
Así inclinaste la cabeza y entregaste tu Espíritu…. Entonces vino Longinos y perforó Tu costado, con tanta violencia, que la punta de la lanza casi sale por el otro costado. Tu corazón te lo desgarraron, oh Jesús, ese Corazón que ¡tanto nos ama! Y de allí brotó Sangre y Agua, hasta no quedar en Tu Cuerpo Gota alguna. Tu cuerpo era cual bulto colgado, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne tuya fue destrozada; la Sustancia de tu Cuerpo fue marchitada, y disecada la Médula de tus huesos. Es entonces que el Sol y las estrellas negaron su luz, hubo terremotos y la naturaleza y los elementos dieron amplio testimonio de que Aquel que negaron ¡era el Hijo de Dios!
Por esta amarga Pasión, y por la Efusión de Tu divina Sangre, te suplicamos oh dulcísimo Jesús, que recibas nuestra alma, cuando estemos sufriendo en la agonía de nuestra muerte.
Oh maravillosa realidad, escándalo para los infieles, ¡gozo indescriptible para los que te amamos! Ese tu infinito sacrificio pagó el rescate, y al resucitar y ascender gloriosamente al Cielo, ¡dejaste bien abiertas las puertas para aquellos que quisieran seguirte! Oh Señor, por tu amarga Pasión y preciosa sangre, te rogamos traspases nuestros corazones, para que nuestras lágrimas de amor, adoración y penitencia, sean nuestro alimento noche y día. Haz que nos convirtamos totalmente a Ti, que nuestros corazones sean tu perpetuo lugar de reposo; que nuestras conversaciones te sean siempre agradable; y que al final de nuestra vida merezcamos que graves, oh Dios de amor, el Sello de Tu Divinidad en nuestra alma, para que tanto el Padre como el Espíritu Santo, te vean bien reproducido en nosotros, y poder así ser contados entre tus Santos para que te alabemos para siempre por toda la eternidad.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
ORACIÓN FINAL
¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, Oh mi Señor, a Vos. Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua. Y que mi conversación sea agradable. Que el fin de mi vida Os sea de tal suerte loable, que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos. Amén.
Bendito y Alabado sea Jesús, que con su Sangre nos redimió (tres veces)
Divino Espíritu Santo, en nombre de Jesucristo ven a mi e ilumina mi corazón con su claridad, el Señor es mi luz de mi alma y el Tesoro de mi vida, si el Señor esta en mi jamás seré pobre y miserable. Ven a consolarme y a defenderme, ven a vivir en mi corazón y a aliviarme de todo peso y de toda preocupación.
Querido Espíritu Santo, Amor de Dios, quiero descansar en el Señor, lléname con su suavidad y frescura, consolarme en mis angustias y aflicciones. Señor, ilumina plenamente mi corazón para que yo sea bueno. Si el Señor no ayuda, nadie escapa al pecado y a la maldad.
Amigo mío y protector, ven a liberarme del pecado, a ablandar mi dureza de corazón y curar mis heridas, dame las fuerzas para vencer mi propia obstinación, expulsar toda la pereza y la indiferencia, guárdame, Espíritu Santo, en el buen camino que es Jesús.
Mi Señor y mi Dios, creo en tu amor, confió en tu bondad para que yo camine en tu alegría y sea feliz en tu presencia. Amen
Señor Jesús, así como el Señor consagro tu vida al Padre, yo también vengo ahora a consagrar mi mente y cada pensamiento en este día. Te consagro todo mi ser, todo lo que tengo y soy, me rindo ante tus manos sin esconder nada, no reservo nada para mi, pongo en tus manos mi inteligencia, mi memoria y mi imaginación. Todo es tuyo, que están a tu servicio y al de mis hermanos. Que trabajen para el bien y sean fuertes de alegría para mi y para los otros.
Pongo también, a tus pies mis líos y preocupaciones, que nada me perturbe o mine mi confianza en ti. Confió en ti todo lo que pasa en mi cabeza, la preocupación por mi sustento material y espiritual, con mi familia y las personas que amo; te consagro cada pensamiento mío este día, y con ello te entrego mi pasado, mi presente y mi futuro.
Señor, inspírame siempre aquello que debo pensar para que pueda discernir siempre tu voluntad para mi vida. Santificando mis pensamientos, inspírame buenos propósitos, despierta mi mente a aquello que debo hacer y muéstrame aquello que debo evitar.
Se que tu me amas y cuidas de mi, por eso, desde ahora, te agradezco por todo y acepto todo lo que me permitas pasar en este día. Creo firmemente en tu amor y confió incondicionalmente en tu divina providencial. Amen
Señor, yo creo; yo quiero creer en ti. Señor, haz que mi fe sea total, sin reservas: que ella penetre en mi pensamiento y en mi manera de juzgar las cosas divinas y las cosas humanas. Señor, haz que mi fe sea libre, esto es, que tenga el concurso personal de mi adhesión, acepte las renuncias y los deberes que ella comporta, sea expresión de lo que hay de más decisivo en mi personalidad. ! Yo creo en ti, Señor!.
Señor, haz que mi fe sea autentica, gracias a una convergencia exterior de pruebas y al testimonio interior del Espíritu Santo; que ella sea autentica por tu luz que asegura, por tus conclusiones que pacifican por tu asimilación que reposa.
Seño, haz que mi fe sea fuerte, que ella no tema la contradicción de los problemas de que está repleta la experiencia de nuestra vida ávida de luz; que ella no tema la oposición de aquellos que la rebaten, atacándola, rechazándola, negándola; sino que ella se fortalezca en la experiencia intima de la verdad, que ella resista al desgaste de la crítica, que ella se afirme en la afirmación continua, que ella ultrapase las dificultades dialécticas y espirituales en medio de las cuales transcurre nuestra experiencia temporal.
Señor, haz que mi fe sea alegre, que ella de paz y alegría mi alma, que ella se disponga a rezar a Dios y a conversar con los hombres de tal manera que en esos encuentros sagrados y profanos irradie la felicidad hacia tu interior.
Señor, haz que mi fe sea actuante y que ella de a la caridad la razón de su expansión moral, de manera que ella sea verdadera amistad contigo y que en la acción, en el sufrimiento en la espera de la revelación final, ella sea una continua búsqueda de ti, un continuo testimonio, un continuo alimento de esperanza.
Señor, haz que mi fe sea humilde, y que no tenga la presunción de fundarse en la experiencia de mi pensamiento y de mi sentimiento; sino que se someta al testimonio del Espíritu Santo, y que no tenga otra ni mejor garantía que la docilidad a la tradición y a la autoridad del magisterio de la Santa Iglesia. Amen.
Mi señor y mi Dios, me pongo en tus manos, me entrego a tu divina providencia con toda mi alma; Señor te pido que inundes a mi corazón con tu Espíritu Santo, entra en mi vida y toma el poder sobre todo mi ser. No quiero poner obstáculo a tu amor ni por un momento; sino que en este día, mi salvador amado, te doy un si total y abro las puertas de mi vida para que entre la luz de tu amor.
Jesús tu eres mi único socorro, mi único apoyo en todo momento, examina todas las áreas de mi corazón, incluso Señor, entra a las más sombrías; te reconozco como mi Salvador, mi Maestro y mi más fiel amigo; no quiero esconder nada de ti ni imponer mi voluntad, yo sé que me amas y que sabes ayudarme. Pongo a tus pies mi ser, mi salud, mi mente, mi corazón, mis capacidades, mi tiempo, mis conquistas y también mis fracasos, mis debilidades y mis fuerzas, mis inquietudes, mis miedos, mis inseguridades y todas mis emociones.
Jesús, te entrego a mi familia, mis amigos y todos a los que amo, para que tu luz este sobre nosotros y recibamos del Padre la fuerza y la salud conforme a tu voluntad. Necesitamos y queremos ser sanados, y no hay cura más grande que estar bajo tus cuidados Señor.
Señor Jesús, impulsado por tu amor, hoy decido perdonar a todas las personas que me perjudicaron, incluso quiero perdonarme a mí mismo por todas las veces que no me di el amor, el respecto y el valor que necesito. Me perdono por tener mi autoestima tan baja. Te agradezco Señor, por amarme y darme fortaleza. Gracias por darme el valor de vencer el enfoque negativo que tengo de mí y cubrirme con tu gracia. Me despojo de todos mis pecados, errores y fracasos, en especial…
Me perdono por no acertar siempre, por no alcanzar mis sueños, y decido que voy a dejar de tomar partido en contra mía por medio de disgustos, complejos de culpa, autocastigo… Jesús, en tu nombre me libero de todo recuerdo negativo, tristeza, reprobación y cualquier otra cosa que hasta el día de hoy tenga guardado contra mí mismo, Jesús, a través del poder del Espíritu Santo, pon en paz mi corazón.
Perdono a mi madre, a mi padre, mi cónyuge, mis hijos, mis hermanos, mis familiares, mis amigos, mis jefes, mis profesores, miembros de la iglesia y cualquier persona que de alguna manera con sus palabras actitudes o negligencias me hirieron o a mi familia.
Jesús ayúdame a perdonar a (Diga el nombre de la persona a Jesús) que me causo dolor y heridas, incluso con dificultad, quiero perdonarla en este momento, aunque siento rabia y dolor, yo la libero de todo odio que tuve hacia ella. Quiero perdonar a esta persona por completo, Señor, por toda traición, mentira y danos causados.
Si hay alguien a quien necesito perdonar, muéstramela Jesús (en silencio escuche al Señor).
Jesús, te pido que bendigas a esta persona, manifiéstales tu amor, tu paz y tu perdón, visítalas para que puedan encontrarte y también reciban de tus manos la salud y la paz.
Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar; el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar; y la sabiduría para reconocer la diferencia. Viviendo un día a la vez; Disfrutando un momento a la vez; Aceptando las adversidades como un camino hacia la paz, Aceptando, como hizo Él, este mundo pecador tal como es, y no como me gustaría que fuera; Confiando que Él hará bien todas las cosas si yo me rindo a Su voluntad. Que yo sea razonablemente feliz en esta vida y supremamente feliz con Él Para siempre en la próxima.
Amén.
Ven, Espíritu Santo, y envía del Cielo un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres, ven, dador de gracias, ven luz de los corazones.
Consolador magnífico, dulce huésped del alma, su dulce refrigerio.
Descanso en la fatiga, brisa en el estío, consuelo en el llanto.
¡Oh luz santísima! llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.
Sin tu ayuda, nada hay en el hombre, nada que sea bueno.
Lava lo que está manchado, riega lo que está árido, sana lo que está herido.
Dobla lo que está rígido, calienta lo que está frío, endereza lo que está extraviado.
Concede a tus fieles, que en Ti confían tus siete sagrados dones.
Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales la felicidad eterna.
Amén.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso, ni orgulloso. «No se comporta con rudeza, no es egoista, no se enoja facilmente, no guarda rencor. «El amor no se deleita en la maldad sino que se regosija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta.
Santa Teresa de Jesús |
Nada te turbe, Nada te espante, Todo se pasa, Dios no se muda,
La paciencia Todo lo alcanza; Quien a Dios tiene Nada le falta: Sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento, al cielo sube, por nada te acongojes, Nada te turbe.
A Jesucristo sigue con pecho grande, y, venga lo que venga, Nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana; nada tiene de estable, Todo se pasa.
Aspira a lo celeste, que siempre dura; fiel y rico en promesas, Dios no se muda.
Ámala cual merece Bondad inmensa; pero no hay amor fino Sin la paciencia.
Confianza y fe viva mantenga el alma, que quien cree y espera Todo lo alcanza.
Del infierno acosado, aunque se viere, burlará sus furores Quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos, cruces, desgracias; siendo Dios su tesoro, Nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo; id, dichas vanas, aunque todo lo pierda, Sólo Dios basta.
Jesús te amo y te alabo, reconozco que el Padre del Cielo te puso en mi vida para liberarme. Por el amor del Padre, sáname de la depresión y libérame de esta impotencia en la que me encuentro, me siento tan débil tantas veces que luego ni logro rezar; ayúdame Señor.
Jesús, en tu nombre y por el don de la liberación de tu Espíritu Santo otorga, expulso de mi todo mal y rompo para siempre con toda la obra del maligno. Que salga de mi ahora todo espíritu de depresión, de ira, de rabia guardada, de pánico, miedo, de culpa, de cualquier fuerza negativa que ataque mi vida y mi salud, anulo esas fuerzas y las echo fuera de mi en el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús.
Señor, destruye todas las ataduras que me sujetan, desata todos los nudos que me mantienen en este estado de aletargamiento y sufrimiento.
Jesús, tómame de la mano y llévame de vuelta al día en que esa situación comenzó a actuar en mí, libérame de todo lo que ocasiono, con el fuego de tu Espíritu quema desde la raíz lo que origino esta inestabilidad en mi vida.
Cambia la naturaleza de los recuerdos que quedan, de manera que no hagan más mal, que en este momento mi corazón se empiece a llenar con tu paz, tu amor y tu perdón. Rescata la alegría que perdí, dame una felicidad aun mayor que la que tenia antes de estar enfermo. Jesús, haz brotar en el fondo de mi corazón una fuerza y una alegría que arrastren y eche de mi esa depresión, que el rio de Agua Viva de tu Espíritu arrastre esos males hasta llevarlos a los pies de la cruz.
Señor, te amo y te agradezco porque me estas sacando de esa oscuridad, porque hoy me muestras la salida de esa prisión. Señor, dame la gracia de no fijarme en las cosas negativas, sino en ti; que mis ojos y corazón se ocupen de lo que vale la pena en realidad, las maravillosas cosas que tienen efecto a mi favor.
Gracias Padre, porque a la luz del Espíritu comprendemos que Jesús es el Buen Pastor que ha venido para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia.
Hoy, Padre, me quiero presentar delante de ti, como tu hijo necesitado.
Tú me llamas por mi nombre y conoces mi corazón con sus heridas y traumas. Tú sabes todo lo que he querido alcanzar y no he logrado, así como también lo que hice o me hicieron, lastimándome y dejándome heridas en mi mente y en mi corazón.
Tu conoce mis limitaciones, mis errores y mi fragilidad.
Sabes cuándo y cómo me humillaron, rechazaron o ignoraron; otros traicionaron mi corazón, dejando profundas heridas de desconfianza, miedo e inseguridad en mi vida.
Me siento lastimado porque algunos jugaron conmigo y me usaron para sus beneficios personales.
A veces no fui amado y otras fui amado con un amor deformado.
Estas heridas causaron en mí una coraza de insensibilidad para defenderme de otros dardos, pero también me dejaron débil e inseguro. A Veces soy tan agresivo, como otras sometido a la voluntad de los demás o esclavo de vicios o actitudes enfermizas en mis relaciones, porque estoy herido tato por otras personas como por mí mismo.
Hoy, Padre, te pido que, por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, derrame tu Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de su amor sanador penetre en lo más íntimo de mi corazón y me hagan criatura nueva, a la imagen y semejanza de tu Hijo.
Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sana aquí y ahora mi alma, mi mente, mi memoria y todo mi interior.
Entre en mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo, y les dijiste: “La paz esté con ustedes”.
Dame tu Paz.
Te pido paz en mi familia, pero también paz en mis sentimientos descontrolados, paz en mis afectos desordenados y paz en mi pensamientos negativo que me atormentan.
Libera mi corazón, pero aún más, dame un corazón nuevo, un corazón generoso, un corazón afable y bondadoso.
Dame un corazón nuevo.
Necesito una nueva efusión de Espíritu Santo que renueve todas las cosas y me configure a imagen y semejanza de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Haz brotar en mí los frutos de la presencia del Espíritu para que viva feliz, con la alegría de dar, más que de recibir.
Enséñame, Señor a encontrar el aspecto positivo de todo cuanto he sufrido, para que no viva resentido con mi pasado, sino que te alabe y bendiga porque, si no todo es bueno, ciertamente todo sirve para bien de los que te aman.
Señor Jesús, todo lo que he vivido o sufrido paso por tu trono de amor y sabiduría y lo entrego para que me hagas criatura nueva, con un nuevo corazón que ame y sienta como tu, que piense como tu, con una nueva mente.
Renueva la alegría de la esperanza.
Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en mi vida, tocando las raíces de mis motivaciones y purificando mis intenciones.
En tu nombre, Señor Jesús, perdono a todos quieren es me han ofendido y al mismo tiempo pido perdón a todo aquel que yo herí o lastimé.
Si, Jesús, que tu Padre responda a mis plegarias cuando las hago en tu nombre confiado no en mis méritos, sino solo en tu Sangre preciosa.
Te lo estoy pidiendo con María, la que estaba en las bodas de Cana cuando no había vino y tu respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.
Te doy gracias de todo corazón porque tú me sanas, me liberas, rompes las cadenas de esclavitud y me das la libertad.
Gracias, Señor Jesús, porque soy templo de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir, porque es la Casa de Dios.
Te doy gracias, Espíritu Santo, por la fe expectante que me has dado, para estar cierto que Jesús cumple sus promesas.
¡Qué grande eres, Señor Dios, Trino y Uno!
¡Bendito y alabado seas, Señor!
Amén.
Espíritu Santo, ven y envuelven en el fuego de tu amor los recuerdos que llevo en mi corazón, en específico, te entrego los más dolorosos y difíciles de aceptar; por favor inunda mis pensamientos, mi memoria y mi imaginación; hoy necesito de tu fuerza en mí. Úngeme, libérame y retira toda opresión que ocasionan los recuerdos que tengo; Señor, se que tu me escuchas y estas atento a auxiliarme con tus fuerzas, tu amor y tu sanación cada vez que la necesito. Te entrego ese recuerdo que insiste en regresar a mi mente (dígale al Espíritu Santo eso que constantemente regresa a su mente y la perturba). Revélame Señor porque este recuerdo me afecta tanto, muéstrame porque todavía me siento lastimado, Tranquiliza mi mente y obra en mi tu poder. Si tu me liberas seré por siempre libre, para alcanzar de esta gracia necesito de ti, oh poderoso Señor; ven Espíritu de Dios, ven.
Gracias por alumbrar y santificar lo que esta escondido e ignorado por mí en mi corazón con tu amor restaurador; gracias por aliviar y cerrar todas mis heridas emocionales, por recuperarme de los golpes que sufrí en mi sensibilidad que podían afectar e influenciar en mis recuerdos y decisiones, convirtiéndome en cautivo de mis emociones.
Gracias Espíritu Santo por ser mi amigo y porque traes vida a áreas de mi vida que estaban muertas; gracias por abrazarme, aliviándome de todo llanto reprimido, sanándome del inmenso dolor que siento por la nostalgia de las personas que perdí; hoy te agradezco porque me sanate del sentimiento de pérdida; gracias porque me liberas de traumas sentimentales muy dolorosos y escondidos en lo profundo de mi corazón. Señor, te agradezco porque desvaneces cada recuerdo del fracaso, de humillación y vergüenza con el fuego vivo de tu amor; gracias por mostrarme de tu mano siempre me sujeto, que tú, Jesús, siempre has estado a mi lado y que tu amor me condujo hasta este momento para ser sanado en ti.
Mi dios de amor, pongo en tus manos este recuerdo que me duele para que lo sanes y pongas en su lugar tu santa alegría. ¡Doy gloria y honor a ti Señor!
Padre amado, te pido en el nombre de Jesús que sanes mi corazón de todo recuerdo doloroso, de todo aquello que experimente en el pasado y que quedo guardado en mi memoria; sáname de los recuerdos que me atormentan. Tú me conoces padre amado, sabes todo acerca de mi vida, conoces incluso cada problema que traigo cargando.
Padre amoroso, sana mi interior, sana las marcas negativas en mi vida afectuosa, los momentos que me sentí olvidado, abandonado y abatido incluso por aquellos que se supone deberían amarme y apoyarme.
Padre mío necesito sanación interior, necesito que tu Santo hijo Jesucristo me sane de los sentimientos de destrucción, de rabia, resentimiento, heridas y falta de perdón, las cuales muchas veces se manifiestan en mi cuerpo con dolor y enfermedades físicas.
Señor Jesús, el Padre del Cielo te envió a rescatarme, sáname del miedo y la inseguridad que están sobre mí a causa de los momentos de aflicción y peligro que me oprimieron.
Jesús, solo tú puedes sanarme de todas esas marcas que dejaron las agresiones que sufrí, el maltrato sentimental que soporte; por eso esta es entonces mi suplica, purifica mis recuerdos lavándolos con tu sangre, sáname Señor y lleva mi corazón en tu paz.
A ti todo mi amor y gratitud, pues en realidad creo que tu Espíritu está obrando en mi en este momento; por el poder del Espíritu Santo mi vida está siendo renovada y mi corazón transformado. Puede proclamar que en Jesús soy una persona nueva por completo.
Oh Dios nuestro, que creaste al hombre de forma maravillosa y aun mas lo redimiste, te dignaste a socorrer, con tus múltiples favores, la condición humana y terrenal de tus hijos que siempre están sujetos a diversas enfermedades. Escucha nuestros ruegos y bendice estos medicamentos (y estos instrumentos médicos) para que todo aquel que los tome este bajo su unción, conozca en su cuerpo y su alma la realidad de tu providencia.
Tú que por medio de tu Hijo Jesucristo, sanaste tantas enfermedades y que reinas con El y con el Espíritu Santo por lo siglos de los siglos. Amen (rociar con agua bendita).
Señor Jesús, tú te gozas con tu Felicidad de aquellos a quien salvaste, También sé que cuidas de ni salud; renuévame Señor. Con fe creo que con tu Espíritu Santo lleno de poder me fortaleces y sanas, Dios mío, tu amor sana y salva; creo en que tus ojos están puestos sobre mí en este momento, sé que deseas mi bien, y que derramas de tu Unción que sana sobre todas las áreas de mi vida. Jesús, que la fuerza de tu sangre redentora inunde todo lo que en mi vida necesita salud; de tu sangre derramada en la cruz brota la vida sin final, brota la salud sin límites y la felicidad eterna. Jesús, amado Señor, quita de mi todo miedo y desanimo que impiden que yo crea; Dios mío, necesito de ti, necesito de tu ayuda, ven y sáname, ven y libérame de todo mal.
(Pida a Jesús la sanación de su enfermedad y especifique, dolores de cabeza, dolor de ojos, problemas para escuchar, problemas para hablar, parálisis, dolores del corazón, tumores, insuficiencias, etc. Ore con amor y tranquilidad, con constancia, pues el Señor lo escucha).
En este momento confió en que el Señor me libera y fortalece. Señor te agradezco porque siempre me escuchas y me amparas; a ti toda la honra, gloria y alabanza. Amén.
Señor Jesús, tú que tuviste tanta compasión por los enfermos y sanaste a innumerables enfermos de forma tan maravillosa, ten compasión de este hermano que lo necesita. Lo presentamos ante tu amor como lo hacían los discípulos y todo el pueblo con quien se encontraban bajo el yugo de la enfermedad.
Manifiéstale tu misericordia a este hijo tuyo que hace tanto está luchando contra esta enfermedad y espera con ansias por el día en que se librara de esta tribulación, y deseamos que ese día sea hoy. Señor, compadece de este nuestro hermano que ha sido obligado a limitarse y apartarse de sus actividades normales a causa de este sufrimiento.
Pon tu mano sobre este querido hermano que padece esta enfermedad en su cuerpo y alma que le robo su gozo. Señor, sostenlo, y restaura su valor por sobre todo desgaste y depresión, en ti, él tiene la posibilidad de encontrar la sanación. Ayuda a este hermano enfermo a quien tanto amas y que suplica por tu sustento para que su estado de salud mejore.
Jesús, oramos sobre este cuerpo herido por la enfermedad para que lo confortes con tu gracia según lo prometiste, escucha la oración que hacemos por este hermano debilitado. Quita de el todo lo que lo oprime y lo angustia, haz también que todo medicamento y tratamiento que le han aplicado produzcan los resultados favorables y le devuelvan la salud.
Ponemos toda nuestra confianza en ti Señor, hacemos todo lo posible a nuestro alcance para que nuestro hermano se recupere, pero de ti es que esperamos la sanación. Jesús, escucha nuestra oración y la de este hermano que clama por su salud para que podamos juntos glorificarte por esta gracia alcanzada.
En nombre de Nuestro Señor Jesucristo renuncio a Satanás, a toda brujería o hechicería, espiritismo o adivinación que haya practicado o que haya mandado a hacer.
Por el poder de la Sangre de Cristo y de su gloriosa Cruz, yo le arrebato a Satanás toda autoridad, pacto o consagración, o cualquier tipo de derecho que por estos pecados tenga sobre mi mente, mi corazón, mi cuerpo, mi alma, mi espíritu, mi familia, mi economía, o cualquier otro poder que pueda tener por los pecados de mis antepasados, si ellos practicaron o recurrieron a las artes de las tinieblas.
Por último, promulgo que toda esta autoridad que hoy le arrebato a Satanás en nombre de Jesucristo sea quebrantada, aniquilada y destruida en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, y por el poder de la Sangre de Jesús, por la intercesión de la Santísima Virgen María y mediante la protección de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael.
Amén.
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, por el poder de su Preciosa Sangre y de su Santa Cruz, se rompe, desata y disuelve toda envidia, maldición o maleficio que haya recaído sobre mi economía a causa de la maldad de mis enemigos, de mis propias infidelidades al no cumplir con mis primicias para la Iglesia o por los pecados e injusticias de mis antepasados que puedan estar impidiendo las bendiciones económicas que Dios tenga para mí.
Lavo con la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo toda contaminación espiritual que haya recaído sobre mis bienes económicos a causa de los pecados que con ellos hayan cometido las personas que me los dieron o los que yo he cometido con ellos.
Invoco la Providencia de Dios sobre mi patrimonio, para que la bendición de Dios lo multiplique y lo haga rendir y me comprometo a reparar cualquier avaricia, injusticia y maldicion que haya provocado.
Por último, nombro a la Santísima Virgen María administradora de todas mis pertenencias para que con ellas me alcance la riqueza eterna del Reino de su Hijo.
Amén.
La esposa dice: yo N.N. renuevo el sacramento del matrimonio delante de nuestro Dios, y manifiesto que es mi deseo renovar mi promesa de serle fiel a mi esposo en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, amarlo y respetarlo mientras dure nuestra vida, sin permitir que nada nos separe hasta nuestro paso a la eternidad.
El esposo: yo N.N. renuevo el sacramento del matrimonio delante de nuestro Dios, y manifiesto que es mi deseo renovar mi promesa de serle fiel a mi esposa en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, amarla y respetarla mientras dure nuestra vida sin permitir que nada nos separe hasta nuestro paso a la eternidad.
Ambos juntos: renovada así la fuerza del Sacramento del matrimonio que nos une, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo y en virtud del poder del sacramento del matrimonio, expulsamos de nosotros cualquier persona, espíritu o demonio, y rompemos toda envidia, maldición o maleficio que intente separar lo que Dios ha unido. Esto lo pedimos en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, por la intercesión de la Santísima siempre Virgen María y mediante el ministerio de los Santos Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael.
Amén
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo y en virtud de la fuerza del sacramento del matrimonio, yo clamo y reclamo el corazón de mi esposo(a) N.N. y expulso del corazón de mi esposo(a) a N.N. que intenta separar lo que Dios ha unido.
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo y en virtud de la fuerza del sacramento del matrimonio, rompo todo maleficio de división matrimonial, de incompatibilidad sexual y de infidelidad pasional.
Consagro mi hogar y mi matrimonio a la custodia de Jesús, José y María, para que ellos restablezcan la paz, el amor y la fidelidad del hogar de Nazaret.
Amén
1. Dios de mi vida, te ruego para que el corazón de mi esposa se abra a ti y tenga una relación íntima y personal contigo, transformándose en algo necesario para ella.
2. Dios de mi vida, clamo a ti para que mi esposa sea alimentada por la fe tus Palabras y se convierta en un verdadera líder espiritual muy devota para nuestra familia.
3. Dios de misericordia, quiero pedirte en este momento para que mi esposa tenga conciencia en cada segundo de su vida, de sus votos matrimoniales. Que nuestro matrimonio y nuestra vida juntos sean prioridad para ella antes que cualquier otra ocupación.
4. Dios de protección, ruego ahora para que mi esposa tenga un corazón manso y humilde para con nuestros hijos. Que sea ejemplo claro de tu bondad y de tu protección para ellos, para que se sientan seguros a su lado.
5. Dios inquebrantable, yo ruego para que la pureza divina de tu gracia abrigue a mi esposa en todo su ser y pueda así resistir a las tentaciones de la carne y a toda circunstancia que quiera llevarla por la infidelidad y al no cumplimiento de sus deberes conyugales.
6. Dios de sabiduría, quiero pedirte que envíes una bendición sobre mi esposa y abras su mente y su corazón para que pueda tomar decisiones sabias y acertadas que lleven a nuestra familia por caminos seguros y nunca nos desviemos de buscar la felicidad eterna de tu Reino.
7. Dios de la abundancia, te suplico que pongas en mi esposa las fuerzas necesarias para florecer y avanzar en el trabajo. Que todo reto o dificultad laboral que se le presente pueda solventarlo con disciplina y con tu sabiduría.
8. Dios de sanación, yo te imploro por mí, para que pueda recibir la salud emocional, mental y física que necesito para prosperar y dirigir nuestra familia de una manera saludable y llena de vida.
9. Dios de entrega, ruego por mí, para que yo sea testimonio de tu amor y servicio, y pueda mostrarle a mi esposa el verdadero respeto, bondad y compasión, para que, en forma recíproca y agradecida, ella pueda generosamente ofrecerme más de lo que ha recibido.
En nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el poder del Sacramento del matrimonio, expulso de N.N. (mencione el nombre de esposa(o) o hijo(a) al que quiere liberar) a todo espíritu de soberbia, orgullo, vanidad, egolatría, falta de fe, decepción, divorcio, resentimiento, venganza, rencor, falta de comprensión, feminismo, promiscuidad, control, celos, familia dividida, apariencia, traición, ira, dolor, odio, trizteza, solteria, ausencia, abandono, vacío, ideologias nueva era, masoneria, poder, exito, ausencia de Dios, perversión, lujuria, lejania, pensamientos obsesivos, falta de perdon, inflexibilidad, rebeldía, y en el nombre de Jesús y por su Sangra Preciosa, que se vaya lejos de mi hogar, santificado por el sacramento del matrimonio, y que no vuelva a tormentar más a mi familia. Y todo esto lo imploro en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, por la intercesión de la Santísima siempre Virgen María y mediante la protección de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael.
Amén.
Jesús, sé que mi esposa tiene su corazón cerrado para ti. Sé que está ciega y no lo quiere abrir para recibir tu amor. Yo, en nombre del sacramento que nos une, y sabiendo que delante de tus ojos somos “una misma carne”, te doy permiso a que entres a su corazón por medio del mío porque ante ti somos uno mismo. Yo te abro las puertas de su corazón para que entres a través de mí. Mi Señor y Padre bueno, confío en Ti. Pasa y haz morada en ella. Que te conozca y se enamore de Ti. Que te ame a ti más que a mí y que a nada ni nadie de este mundo. Que se dé cuenta que sin ti y sin tu amor no puede vivir. Tengo la certeza de que, si ella te conoce y te ama a ti más que a mí, se dejará envolver por tu amor porque en ti siempre encontrará la alegría, la fortaleza y la sabiduría para darse cuenta y aceptar todo lo que hay en ti para ella y de mí para ella. Si ella te ama a ti más que a mí abrirá su corazón al manantial de gracias que tú derramaste en nosotros el día de nuestro matrimonio.
Amén
Glorioso San Antonio, tú que has ejercido el poder divino de encontrar todo aquello estaba perdido, ayúdame a recuperar la gracia de Dios que recibí en el sacramento del Matrimonio.
Que mi pareja y yo podamos volver a sentir la fortaleza, el ánimo, la esperanza y la fe, que un día nos tuvimos y que hoy se ha visto debilitada debido a los rumbos y decisiones equivocadas que hemos tomado.
Ayúdanos a encontrar nuevamente ese amor servicial en el que nos desvivíamos el uno por el otro para hacer feliz al otro. Que esa caridad vuelva a encenderse como una llama inextinguible para que una y alegre los corazones de ambos.
Que podamos encontrar momentos para donarnos el uno al otro en la intimidad de nuestra relación y hacer sentir al otro cuánto apreciamos su presencia y el tiempo compartido.
Oh San Antonio, ayúdanos a encontrar nuevamente el deseo de amarnos sin medidas. Que podamos encontrar el perdón para las situaciones dolorosas que hemos vivido y sanar todas las heridas causadas en momentos de inmadurez e indiferencia.
Amén
En nombre de Nuestro Señor Jesucristo y por la fuerza del sacramento del bautismo, significada en esta agua, rompo, deshago y disuelvo toda consagración, pacto o conjuro que esté afectando mi cuerpo, mi mente, mis sentimientos o mi sexualidad, y le suplico a Nuestro Señor Jesucristo que limpie todo mi ser de la baba de Satanás que puede estar contaminándome, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, y por el poder de atar y desatar que tiene la Santa Madre Iglesia Católica, por la intercesión de la Santísima siempre Virgen María y mediante la protección de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael.
Amén
En el Nombre de Jesucristo, el Señor, y por los méritos de Su preciosa sangre, rompo y disuelvo cada maldición, embrujo, sello, hechizo, brujería, vínculo, trampa, lazo, ardid, mentira, escollo, obstáculo, decepción, desviación, distracción, influencia o cadena espiritual, espíritu de sueño que me quiera obstruir la oración; también cada enfermedad de nuestro cuerpo, alma y mente que pueda alcanzarnos, directamente o a través de cualquiera personas, animal o cosas, o por cualquier espíritu que se haga presente en nosotros por nuestros propios pecados o equivocaciones, o los de nuestras generaciones anteriores.
Amén.
En nombre de Nuestro Señor Jesucristo yo renuncio a Satanás, renuncio al adulterio, a la fornicación y a cualquier tipo de sexo desenfrenado, y reclamo mi libertad espiritual, sentimental y sexual, y reconozco a Nuestro Señor Jesucristo como único Señor y dueño de mi vida, de mi mente, de mi corazón y de mi cuerpo, y por el poder de su Preciosísima Sangre rompo y desato toda atadura que me hayan hecho con sangre o con fluidos impuros y los expulso de mí en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, por la intercesión de la gloriosísima siempre Virgen María y mediante la protección de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael.
Amén
Señor Jesús, yo te pido que me perdones por haber pronunciado maldiciones con la misma boca con la que comulgo tu Cuerpo y tu Sangre, que son fuente de toda bendición, y te pido que por los mismos méritos de tu Cuerpo y de tu Sangre bendigas el alma, el cuerpo, la mente, la salud, el trabajo, la economía, la familia y los proyectos de todos aquellos a los cuales maldije».
Al dar limosna y nos digan: «Que Dios lo bendiga», decir: Señor que esta bendición disuelva toda maldición que haya recaído sobre mi persona, sobre mis seres queridos o sobre mi patrimonio, así sea.
1-Coxis=Enfermedad, Ira, Violencia
(Aceite) En nombre de Nuestro Señor Jesucristo, rompo desato y destruyo cualquier brujería, hechicería o maldición que estén afectando estos órganos y reclamo la salud en nombre de la Sangre de Cristo y que nos ha lavado de nuestros pecados y suplico a Nuestro Dios restaure los órganos dañados por la acción diabólica, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, y por el poder de atar y desatar que tiene la Santa Madre Iglesia Católica, por la intercesión de la Santísima siempre Virgen María y mediante la protección de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Amén
2-Ombligo hasta abdomen= Procreación, Alimento, Fuerza, Vitalidad Física
En nombre de Nuestro Señor Jesucristo, por la fuerza del sacramento del bautismo significada en esta agua que voy a tomar, sean limpiadas todas mis entrañas de cualquier incursión diabólica que quiera afectar la salud de mi mente, de mi cuerpo o de mi alma, queden rotos todos los vínculos de pecado y de maldad que me estén atando por la preciosísima pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y esto se realice en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, y por el poder de atar y desatar que tiene la Santa Madre Iglesia Católica, por la intercesión de la Santísima siempre Virgen María y mediante la protección de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Amén
3-Centro= Pecho, Sentimiento, Desequilibrios emocionales
Oración de Liberación
4-Cuello= Comunicación, discernimiento y claridad
(Sellarse con Aceite) Con la Santísima Sangre de Jesús, me cubro, cubrimos y sellamos este lugar, nuestros hogares, nuestra casa o apartamento, todos los que habitan en ellos… (nombre), las personas que el Señor enviará a ellos, a todos nuestros seres amados en donde quiera que ellos se encuentren y a su hogares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, nuestras pertenencias, puertas, ventanas, objetos, paredes, pisos, todos los rincones de la casa, encielados, cañerías, desagües, enseres de la casa y del trabajo, menaje, cuadros e imágenes religiosas, matas, libros, materiales de evangelización; nuestros momentos de oración, de descanso, de diversión sana, nuestro sueño, el aire que respiramos, animales domésticos o de plaga que existan en este lugar o en nuestras casas, así como los alimentos y los bienes que Él generosamente nos envía para nuestro sustento y en fe colocamos un círculo de Sangre preciosa del señor Jesús. Con la Santísima Sangre de Jesús, me cubro, cubrimos y sellamos los lugares en donde vamos a estar en este día, las personas, empresas o instituciones con quienes vamos a tratar… (nombres), así mismo cubrimos y sellamos nuestro trabajo material y espiritual, los negocios, estudio, las carreteras, los aires, caminos, vías, los automóviles y cualquier medio de trasporte que habremos de utilizar y rompemos cualquier influjo satánico que esté en nuestra mente, en nuestra lengua, en nuestra memoria, en nuestra facultad para comunicarnos y le pedimos a nuestro Señor que su Espíritu Santo guíe nuestras palabras y acciones para que no se desvíe de su voluntad, por Jesucristo Nuestro Señor Amen.
5-Centro Frente= Concentracion, miedo, vision.
Oración Contra brujería
6- Coronilla=Confusión, depresión, dificultad de orar o devociones
(Aceite) En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, rompo toda opresión diabólica que haya en mi mente, en mi cabeza, en mis ojos y en todo mi entendimiento y rompo toda opresión diabólica que tratando de atar mis facultades, las cuales consagro al servicio de Nuestro Dios y Señor Padre de Jesucristo Nuestro Señor y en fe me coloco su armadura me ciño el cinturón de la verdad y el casco de la salvación, tomo el escudo de la fe para apagar las flechas incendiarias del demonio y la espada del Espíritu Santo que es la Palabra de Dios.
Mal de Ojo = Dios Padre te bendiga y te guarde; ilumina Dios tu rostro sobre mi y me sea propicio; Dios me muestre su rostro y me conceda la paz. Amén.
Control Mental=Jesús vive, Jesús reina, Jesús impera en mi mente, y en su nombre bloqueamos y deshacemos todo control mental que me estén haciendo, y consagro mis pensamientos y mis decisiones al Espíritu Santo para que sólo sea Él quien me inspire y gobierne, mientras dure mi peregrinación en esta tierra, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Maleficios (Sacerdote) = Oración que debe pronunciar el sacerdote
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo y del poder sacerdotal que me ha conferido la Santa Madre Iglesia Católica, usando la facultad de atar y desatar, rompo, quebranto, disuelvo toda atadura sexual, toda consagración y pacto con espíritus de lujuria, y limpio toda contaminación espiritual que este hijo de Dios haya contraído mediante sus pecados o de sus antepasados o por la envía, maldición o maleficio de sus enemigos y esto lo decreto en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, y por el poder de atar y desatar que tiene la Santa Madre Iglesia Católica, por la intercesila protección de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Amén.
En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo y del poder sacerdotal que me ha conferido la Santa Madre Iglesia Católica, usando la facultad de atar y desatar, rompo, quebranto, disuelvo toda atadura sexual, de esterilidad que esté impidiendo la obra del Dios de la vida y que estos hijos de Dios, cumplan el mandato de su creador: “Crecer y multiplicaos». Así mismo rompo y deshago todo maleficio de enfermedad genital, de cáncer de próstata, ovarios, matriz o senos que se hayan gestado a causa de la maldad de los agentes de Satanás, y ordeno que se restaure por la misericordia de Dios todos los órganos dañados por estas envidias, maldiciones o maleficios. Esto lo decreto en el nombre de Dios Padre Omnipotente, en el nombre de Dios Hijo Redentor del mundo, en el nombre de Dios Espíritu Santo Defensor, por la intercesión de la Santísima siempre Virgen María y mediante la protección de los Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael. Amén.
Gloriosísimo príncipe de los Ejércitos Celestiales, San Miguel Arcángel, defiéndenos en el combate contra los principados y las potestades, contra los caudillos de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus malignos esparcidos por el aire. Ven en auxilio de loshombres que Dios hizo a su imagen y semejanza, y rescató a gran precio de la tiranía deldemonio. A ti venera la Iglesia como a su guardián y patrono.A ti confió el Señor las almas redimidas para colocarlas en el sitio de la suprema felicidad.
Ruega, pues, al Dios de paz que aplaste el demonio a nuestros pies, quitándole todo el poder para retener cautivos a los hombres y hacer daño a la iglesia.. Pon nuestras oraciones bajo la mirada del Altísimo, a fin de que desciendan , cuanto antes las misericordias del Señor, y sujeta al dragón, aquella antigua serpiente, que es el diablo y satanás, para precipitarlo encadenado a los abismos, de manera que no pueda nunca más seducir a las naciones.
En el Nombre de Jesucristo Dios y Señor Nuestro, mediante la intercesión de la Inmaculada Virgen María, madre de Dios; de San Miguel Arcángel, de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos y apoyados en la sagrada autoridad que nuestro ministerio nos confiere, procedemos con ánimo seguro a rechazar a los asaltos que la astucia del demonio mueve en contra de nosotros.
En el nombre poderoso de Jesucristo, el Señor, por la gracia de Dios, con el poder de la sangre del Cordero de Dios, de sus gloriosas llagas y de su Santa Cruz. Con el poder absoluto y total de la Santísima Trinidad; con la fuerza y el poder del Espíritu Santo, con el poder de la Santísima Virgen María, con el poder del patriarca san José y con el poder de los Santos Arcángeles San Miguel, San Gabriel y San Rafael de nuestro Santo Ángel de la Guarda y de la Corte Celestial. Rompo y disuelvo cada maldición, embrujo, sello, hechizo, brujería, vínculo, trampa, lazo, ardid, mentira, escollo, obstáculo, decepción, desviación o distracción, influencia o cadena espiritual, deseo de ruina; también cada enfermedad de nuestro cuerpo, alma y mente, que haya sido conjurada sobre mí, sobre mis seres queridos, sobre mis pertenencias o sobre cualquier cosa que pueda hacerme daño, por los pecados o equivocaciones de mis generaciones pasadas, por la envidia de mis enemigos o por mis propios pecados o equivocaciones. En nombre de Jesucristo, el Señor, por el poder de sus gloriosas llagas y de su Santa Cruz, rompo y disuelvo toda cadena de pecados de soberbia, lujuria, envidia, codicia, gula, pereza o ira cometidos por mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos, mis tatarabuelos y todas las demás generaciones, hasta la primera que esté consignada en el libro de la vida, que me estén afectando a mí en mi proceder o en mi vida espiritual o social, y le pido a Nuestro Señor Jesús que ponga un dique de su Preciosísimo Cuerpo y Sangre que impida que los delitos, culpas y castigos que hayan merecido mis antepasados me puedan afectar a mí o a mi futura descendencia. Ahora coloco la Cruz de Jesucristo entre mi persona y todas las generaciones de mi árbol genealógico, y reclamo en nombre de Jesucristo que no haya comunicación directa entre ninguna de estas generaciones con mi persona, ni con la de mis seres queridos o mis pertenencias. Toda comunicación se filtrará a través de la Sangre Preciosa de Jesús, la cual reclamamos descienda sobre nosotros, nos impregne, nos rodee y nos aísle de tal modo, que ahuyente lejos de nosotros a todo espíritu inmundo que quiera perturbarnos o a toda fuerza o influencia que tenga origen en ellos.
Que en nosotros solo haya cabida para la luz, la verdad, el amor y la paz de Nuestro Señor Jesucristo. María Inmaculada revísteme de la luz, poder, unción y fuerza de tu fe. Padre Eterno, por favor ordena a los Santos Arcángeles, Ángeles y a todos los Santos que nos asistan de ahora en adelante, gracias Jesús por tu Sangre y por tu vida y por ser mi sabiduría, mi justicia, mi santificación, y mi redención. Yo me rindo al misterio de tu Santo Espíritu y recibo con respeto y reverencia tu verdadero sellamiento, cubrimiento y protección.
En el Nombre del Padre y del Hijo + y del Espíritu Santo
Salmo 67.
Levántese Dios y sean dispersados sus enemigos y huyan de su presencia los que le odian. Como se disipa el humo se disipen ellos, como, se derrite la cera ante el fuego, así perecerán los impíos ante Dios.
Salmo 34.
Señor, pelea contra los que me atacan; combate a los que luchan contra mí. Sufran una derrota y queden avergonzados los que me persiguen a muerte. Vuelvan la espalda llenos de oprobio los que maquinan mi perdición. Sean como polvo frente al viento cuando el Ángel del Señor los desbarate. Sea su camino oscuro y resbaladizo, cuando el Ángel del Señor los persiga.
Porque sin motivo me tendieron redes de muerte, sin razón me abrieron trampas mortales. Que les sorprenda un desastre imprevisto, que los enrede la red que para mí escondieron; que caigan en la misma trampa que me abrieron. Mi alma se alegra con el Señor y gozará de su salvación.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.
Súplica a San Miguel Arcángel.
Gloriosísimo príncipe de la milicia celestial, Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha que mantenemos combatiendo “contra los principados y potestades, contra los caudillos de este mundo tenebroso, contra los espíritus malignos esparcidos por los aires” (Ef. 6, 12). Ven en auxilio de los hombres que Dios creó incorruptibles a su imagen y semejanza (Sap. 2, 23), y a tan “alto precio rescatados” (I Cor. 6, 20) de la tiranía del demonio. Con las huestes de los ángeles buenos pelea hoy los combates del Señor, como antaño luchaste contra Lucifer, corifeo de la soberbia y contra sus ángeles apóstatas. Ellos no pudieron vencer, y perdieron su lugar en el Cielo. “Fue precipitado el gran dragón, la antigua serpiente el denominado diablo y Satanás, el seductor del universo: fue precipitado a la tierra y con él fueron arrojados sus ángeles” (Apoc. 12,.89). He aquí que el antiguo enemigo y homicida se ha erguido con vehemencia. Disfrazado de “ángel de luz” (II Cor. 11, 14) con la escolta de todos los espíritus malignos rodea e invade la tierra entera, y se instala en todo lugar, con el designio de borrar allí el nombre de Dios y de su Cristo, de arrebatar las almas destinadas a la corona de la gloria eterna, de destruirlas y perderlas para siempre. Como el más inmundo torrente, el maligno dragón derramó sobre los hombres de mente depravada y corrompido corazón, el veneno de su maldad: el espíritu de la mentira, de la impiedad y de la blasfemia; el letal soplo de la lujuria, de todos los vicios e iniquidades.
Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. Oh invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que le atacan y dale la victoria.
La Iglesia te venera como su guardián y patrono, se gloría que eres su defensor contra los poderes nocivos terrenales e infernales; Dios te confió las almas de los redimidos para colocarlos en el estado de la suprema felicidad. Ruega al Dios de la paz que aplaste al demonio bajo nuestros pies, para que ya no pueda retener cautivos a los hombres y dañar a tu Iglesia. Ofrece nuestras oraciones al Altísimo, para que cuanto antes desciendan sobre nosotros las misericordias del Señor (Salmo 78, 8), y sujeta al dragón, la antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, y, una vez encadenado, precipítalo en el abismo, para que nunca jamás pueda seducir a las naciones (Apoc. 20).
Después de esto, confiados en tu protección y patrocinio, con la sagrada autoridad de la Santa Madre Iglesia, nos disponemos a rechazar la peste de los fraudes diabólicos, confiados y seguros en el Nombre de Jesucristo, nuestro Dios y Señor.
He aquí la Cruz del Señor, huid poderes enemigos.
R. Ha vencido el León de la tribu de Judá, la raíz de David. Señor, que tu misericordia venga sobre nosotros.
R. Como lo esperamos de Ti. Señor, escucha nuestra oración. R. Y llegue a Ti nuestro clamor.
R. El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote) R. Y con tu espíritu.
Oremos.
Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo, invocamos tu santo Nombre y suplicantes imploramos tu clemencia, para que, por la intercesión de la Inmaculada siempre Virgen María Madre de Dios, del Arcángel San Miguel, de San José Esposo de la Santísima Virgen, de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de todos los Santos, te dignes prestarnos tu auxilio contra Satanás y todos los demás espíritus inmundos que vagan por el mundo para dañar al género humano y para la perdición de las almas. Amén.
Exorcismo
Te exorcizamos todo espíritu maligno, poder satánico, ataque del infernal adversario, legión, concentración y secta diabólica, en el nombre y virtud de Nuestro Señor Jesu + cristo, para que salgas y huyas de la Iglesia de Dios, de las almas creadas a imagen de Dios y redimidas por la preciosa Sangre del Divino Cordero +. En adelante no oses, perfidísima serpiente, engañar al género humano, perseguir a la Iglesia de Dios, zarandear a los elegidos y cribarlos como el trigo +. Te lo manda Dios Altísimo, a quien en tu insolente soberbia aún pretendes asemejarte, “el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (II Tim. 2). Te lo manda Dios Padtre + te lo manda Dios Hijo +; te lo manda Dios Espíritu Santo +. Te lo manda la majestad de Cristo, el Verbo eterno de Dios hecho hombre, quien para salvar a la estirpe perdida por tu envidia, “se humilló a sí mismo hecho obediente hasta la muerte” (Fil. 2); el cual edificó su Iglesia sobre roca firme, y reveló que los “poderes del infierno nunca prevalecerían contra ella, Él mismo había de permanecer con ella todos los días hasta el fin de los tiempos” (Mat. 28, 20). Te lo manda el santo signo de la Cruz y la virtud de todos los Misterios de la fe cristiana +. Te lo manda la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, quien con su humildad desde el primer instante de su Inmaculada Concepción aplastó tu orgullosa cabeza +.
Te lo manda la fe de los santos Apóstoles Pedro y Pablo y de los demás Apóstoles +. Te lo manda la sangre de los mártires y la piadosa intercesión de todos los Santos y Santas +. Por tanto, maldito dragón y toda legión diabólica, te conjuramos por Dios + vivo, por Dios + verdadero, por Dios + santo, que “de tal modo amó al mundo que entrego a su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que viva la vida eterna” (Juan 3); cesa de engañar a las criaturas humanas y deja de suministrarles el veneno de la eterna perdición; deja de dañar a la Iglesia y de poner trabas a su libertad. Huye Satanás, inventor y maestro de toda falacia, enemigo de la salvación de los hombres. Retrocede ante Cristo, en quien nada has hallado semejante a tus obras. Retrocede ante la Iglesia una, santa, católica y apostólica, la que el mismo Cristo adquirió con su Sangre. Humíllate bajo la poderosa mano de Dios. Tiembla y huye, al ser invocado por nosotros el santo y terrible Nombre de Jesús, ante el que se estremecen los infiernos, a quien están sometidas las Virtudes de los cielos, las Potestades y las Dominaciones; a quien los Querubines y Serafines alaban con incesantes voces diciendo: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos.
Señor, escucha mi oración. R. Y llegue a Ti mi clamor.
(El Señor esté con vosotros. (Sólo si es un sacerdote) R. Y con tu espíritu).
Oremos.
Dios del Cielo y de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los Patriarcas, Dios de los Profetas, Dios de los Apóstoles, Dios de los Mártires, Dios de los Confesores, Dios de las Vírgenes, Dios que tienes el poder de dar la vida después de la muerte, el descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de Ti, ni puede haber otros sino Tú mismo, Creador de todo lo visible y lo invisible, cuyo reino no tendrá fin: humildemente te suplicamos que tu gloriosa Majestad se digne libramos eficazmente y guardamos sanos de todo poder, lazo, mentira y maldad de los espíritus infernales. Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
De las asechanzas del demonio. R. Líbranos, Señor. Haz que tu Iglesia te sirva con segura libertad. R. Te rogamos, óyenos. Dígnate humillar a los enemigos de tu Iglesia. R. Te rogamos, óyenos.
(Se rocía con agua bendita el lugar y a los presentes).
Señor, no recuerdes nuestros delitos ni los de nuestros padres, ni tomes venganza de nuestros pecados (Tobías 3, 3).
Padre Nuestro …
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N.B.: Se trata de un exorcismo de devoción, que puede ser realizado por cualquier laico, pero solamente si se está EN GRACIA DE DIOS, es decir recibiendo regularmente el Sacramento de la Confesión y sin caer en pecado mortal. No se realiza en virtud de un poder propio, como en el caso del sacerdote exorcista, sino que se invoca la ayuda celestial para alejar al demonio de los lugares exorcizados y de los habitantes que en él moran.
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ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL
(escrita por el Papa León XIII)
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, oh, Príncipe de la Milicia Celestial, por el Poder que Dios te ha conferido, arroja al Infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos que vagan por el mundo buscando la perdición de las almas. Amén.